Sapama, un templo de las tapas y raciones XXL en Ciudad Lineal
Marcelino lleva regentando este bar desde hace 55 años
En la calle José del Hierro, 60, del distrito de Ciudad Lineal, se resiste al paso del tiempo una institución de la hostelería madrileña: el bar Sapama.
Un local "muy concurrido" que lleva medio siglo sirviendo tapas y raciones de tamaño XXL, convirtiéndose en una leyenda para los que buscan comer bien y abundantemente. "Yo empecé a trabajar aquí en el 70", declara con orgullo Marcelino, su dueño.
La fama del Sapama no es casual. Este bar ha construido su reputación sobre la contundencia. Aunque su carta ofrece variedad, hay un plato estrella que atrae a clientes de todos los rincones. "Lo más popular son los rejos", afirma Marcelino, refiriéndose a esta especialidad que se ha ganado un lugar en el paladar de los madrileños.
La esencia del local, que ha mantenido viva su tradición durante cinco décadas, pronto pasará a una nueva generación. David, hijo de Marcelino, será el encargado de tomar el testigo. "Lo intentaré llevar, a ver cómo salen las cosas", comenta con modestia el sucesor, asegurando así la continuidad de un negocio familiar que ya va por su segunda generación.
Mantener un establecimiento así no es tarea fácil. "Son muchísimos años, 50 años, con la misma tradición, siempre ha sido igual. Mantenerlo, que es muy difícil, intentar que vaya más para arriba todavía", reflexiona Marcelino.
Detrás del éxito hay un equipo de diez personas, "diez familias", como subraya el propietario, que se reparten el trabajo en un espacio de 120 metros cuadrados que incluye un salón con 14 mesas y una terraza.
Para quienes buscan una comida completa, Sapama ofrece menú del día de lunes a viernes por 14 euros. Pero su tamaño es tal que el propio Marcelino bromea sobre ello: "Normalmente, no se lo come nadie, con medio va comido todo el mundo". Quien quiera probarlo a medias puede optar por el medio menú, por 11,50 euros.
Al final, Sapama se consolida como uno de esos lugares de los de siempre, un clásico donde la generosidad de las raciones es la norma y donde, sin lugar a dudas, nadie se va con hambre.
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