El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, viaja hoy a Rabat para reunirse con su homólogo de Marruecos, con el fin de intercambiar información al más alto nivel sobre la investigación de los atentados de Cataluña. Precisamente, el intercambio de información entre las policías españolas ha estado en las últimas horas en el ojo del huracán.
Toda la polémica gira en torno a la falta de datos en los cuerpos de seguridad sobre el cerebro de los atentados, el imán de Ripoll. El mayor de los Mossos d'Esqueadra ha señalado que sus agentes no sabían nada de él. Una situación que relacionaba con el hecho de que habitualmente la Policía Nacional no les derive la información de los organismos europeos de seguridad.
El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, no tardaba en desmentirle aludiendo al continuo intercambio de información en la Mesa de Evaluciación de la Amenaza Antiterrorista y el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo.
Lo cierto es que tampoco la Policía Nacional y la Guardia Civil tenían indicios sobre la radicalidad del imán. Así lo ha señalado el ministro pese a reconocer que el cerebro de los atentados, además de pasar tiempo en la cárcel por tráfico de drogas, fue investigado en 2006 por la policía nacional.
La investigación de los Mossos, por otra parte, parece haber despejado una de las incógnitas del caso: el autor del atropello masivo, Younes Abuya Cup, no recibió ayuda alguna entre el atentado y su muerte a tiros cuatro días después.
Y discrepancias en torno a la explosión de la casa de Alcanar unas horas antes de los atentados. El mayor sostiene que no había pistas suficientes sobre los explosivos almancenados. El ministro cree que la compra de materiales para la fabricación de explosivos no debería de haber pasado desapercibida.