Si tenemos en cuenta que a partir de los 25 años empezamos a notar signos de atrofia muscular entenderemos mejor por qué los geriatras insisten tanto en la necesidad de conseguir un envejecimiento activo. “Si practicamos ejercicio físico adaptado a las características de cada persona, esa atrofia muscular se retrasa y eso redunda en un beneficio general para la salud”. Otro pilar necesario en la prevención del envejecimiento está en la nutrición de los mayores que se ha visto muy afectada por la pandemia. “Tras la primera ola, un 38% de los mayores institucionalizados perdieron peso, –explica a Fórmula Salud Cristina Bermejo, responsable de geriatría del hospital Puerta de Hierro de Majadahonda y vicepresidenta de la Sociedad Madrileña de Geriatría y Gerontología–, el 56,8% pasaron a estar en situación de malnutrición y un 40,7% en riesgo de malnutrición”.