Diego Neira confiesa que ha vivido cuarenta años en una cárcel que era su cuerpo. Poco a poco dice que la vida le ha ido "dando todo lo que le quitó". Una etapa vital plena la de ahora que giró tras su entrevista en Roma con el Papa. Católico de confesión, decidió escribirle en busca de respuestas porque no entendía el rechazo de la Iglesia a su condición.
Aquel encuentro le cambió. "Me dió el emujón para convencerme de que tenía mi espacio", dice. "Estaba tan cansado de caminar mirando al suelo que me olvidé de mirar al cielo". Una transformación en su sentir la vida que ha plasmado en el libro 'El despiste de Dios'.