El efecto de la ganadería trashumante sobre nuestros bosques ha sido históricamente beneficioso. La 'limpieza' natural que los animales realizan mientras comen sirve como primer punto de prenvención de incendios. El problema es que en Madrid sólo quedan 2.600 ganaderos y el campo no está lo suficientemente limpio. Hemos hablado con uno de los últimos cabreros de la sierra norte de Madrid. Javier Colmenarejo pastorea 280 cabezas y reivindica la importancia de su oficio.