Manuel tiene 81 años y todos los días acude a la residencia a ver a su mujer Paula, enferma de Alzheimer. Ni en los peores días de la pandemia de coronavirus falló a su cita y ha recorrido 70 kilómetros a diario para verla a distancia, a través del cristal de la ventana.
Ahora, tras la vacunación, ya puede visitarla y tener un contacto directo en la Fundación Vía Norte Laguna donde reside Paula a quien Manuel llama ‘Lita’. Por su enfermedad ella casi no le reconoce, pero Manuel sigue sin faltar a su cita y está convencido de que tiene muchos momentos de lucidez.
Sabe que Paula le siente y percibe que está a su lado. “Merece la pena venir –dice a Buenos días Madrid- yo creo que ellos reconocen, lo que pasa es que tienen unas formas de reconocimiento distintas de las que normalmente tenemos nosotros”
El amor de su vida
La pareja lleva más de 60 años casada y dice Manuel que Paula “es el amor de mi vida y la felicidad número uno ahora es estar con ella".
La pareja ha vivido la mayor parte de su vida en EEUU. Manuel es ingeniero naval y ha trabajado en el sector de la energía en grandes multinacionales. Cuando a Paula la diagnosticaron la enfermedad prefirió venirse a España a cuidarla solo, dejando allí a sus hijos con sus familias.
Siempre quiso lo mejor para Paula y aunque sabe de la eficacia de las terapias en América prefirió volver a Madrid, convencido de que aquí la tratarían con más humanidad y cariño. “Es el mejor sitio donde puede estar ella”, dice.
Superó el Covid
Paula se contagió con el Covid antes de que llegara la pandemia. El amor de Manuel es tan grande que cuando lo superó confesó que si su mujer hubiera muerto, el Covid se habría llevado a dos personas.
Se conocieron cuando ella tenía 19 años y él 21 en una fiesta de unas amigas. Desde entonces no se han separado. Y aunque Paula ya no le reconozca y ni tan siquiera pueda tener una conversación, Manuel no falta a su cita diaria para verla y contarle historias.
