De manera totalmente inesperada, aunque barruntada, Morante de la Puebla dijo adiós al toreo el pasado domingo tras cortarle las dos orejas, con una entrega total, a su segundo toro de la Corrida de la Hispanidad, en la que también se retiró, éste sí con anuncio previo, el madrileño Fernando Robleño, que, con un solo trofeo, no pudo acompañar al sevillano por la Puerta Grande en una tarde para la historia.
Después de actuar y ser testigo en la intensa y elocuente mañana protagonizada por Curro Vázquez y César Rincón en el festival homenaje a Antoñete que él mismo organizó, Morante ya hizo otro guiño al legendario torero madrileño vistiendo el habitual vestido malva y oro que éste utilizaba.
"Morante de la Puebla ha liderado la tauromaquia, ha acercado y roto fronteras, ha acercado a una gran parte de la sociedad y a la juventud, curiosamente siendo el más clásico", ha detallado Víctor Zabala, gerente de Las Ventas.
"Ahora mismo sentimos un vacío, un vacío real, el peso de Morante de la Puebla en todas las plazas de toros es tremendo, primero por la categoría que representa y por la atracción que tenía de público", ha añadido Zabala.
El torero eligió la plaza de Las Ventas para su despedida en lo que se ha denominado una "jornada histórica".