La comunidad LGTB sacó esta semana músculo en el Pentágono, donde este lunes comenzaron las celebraciones por el Mes de Orgullo en el Departamento de Defensa, en medio de las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de vetar la presencia de transexuales en el Ejército.
A pesar de que la VII edición del "DoD Pride" (El Orgullo del Departamento de Defensa) quedó un tanto deslucida por la lluvia, que obligó a celebrar el evento en un auditorio en lugar del patio central de la sede del Pentágono, unas doscientas personas no dudaron en acercarse a esta fiesta.
Entre los asistentes destacaba la presencia de la mayor Jamie Lee Henry, una militar en activo, de casi dos metros de alto y melena rubia, que sirve como doctora en el Centro Médico Militar Walter Reed de Bethesda (Maryland).
"Cuando me pidieron que tomara la palabra, me pregunté ¿Por qué yo? Nunca he entrado en combate, no soy una heroína. Pero entonces me di cuenta, no soy ajena a la oscuridad", dijo la mayor en un discurso.
Henry fue la primera transexual en las Fuerzas Armadas estadounidenses y, desde entonces, es modelo para todos aquellos que, al igual que ella, viven en estos tiempos la incertidumbre de no saber si podrán seguir sirviendo a su país.
La lucha por "sobrevivir" de Henry comenzó en 2013, cuando siendo soldado en activo, su naturaleza y su vocación le llevaron a darse cuenta de que solo tenía dos opciones: "El suicidio o la cárcel".
"Yo he sido esa persona, rota, llorando en los suelo de baldosa. Para poder sobrevivir tenía que tener el valor de someterme a una transición", explicó emocionada.
Hace siete años el entonces presidente, Barack Obama (2009-2017) decidió poner fin a la política que se aplicaba en el ámbito castrense del "no preguntes, no digas", que prohibía servir en el Ejército a los homosexuales declarados, pero no fue hasta junio de 2016 cuando el Ejecutivo aceptó la presencia de transgénero en las tropas.
En la ceremonia del Pentágono, el congresista Anthony Brown abogó para que no haya discriminación en las Fuerzas Armadas: "Creo firmemente que el derecho y el privilegio de servir a nuestro país no debería ser negado a ningún estadounidense, aunque a lo largo de la historia ha supuesto una lucha para afroamericanos, mujeres, homosexuales y, ahora, transexuales".
Brown, que a lo largo de su carrera en la Cámara de Representantes y como miembro del Comité de Servicios Armados de la institución ha luchado por la aceptación de la comunidad de LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales), insistió en la necesidad de reconocer su gran sacrificio.
El legislador denunció que en estos tiempos no se puede "confiar" ni en la Administración ni en el Tribunal Supremo, en referencia a la reciente decisión de la Corte Constitucional de fallar a favor de Jack Phillips, un repostero de Colorado que se negó a elaborar una tarta de boda para una pareja homosexual.
"Es importante que el presidente Trump reconozca el derecho de las personas transgénero a servir a nuestro país, y si no lo hace, que sean los tribunales los que le planten cara", afirmó Brown.
En agosto pasado, el mandatario decidió prohibir la presencia de transexuales en las Fuerzas Armadas, decisión que acabó siendo bloqueada por diversos tribunales al considerar que esta norma atentaba contra el derecho de igualdad.
Aun así, el Ejecutivo ha seguido trabajando en el asunto y en febrero el Pentágono envió una recomendación a la Casa Blanca en la que si bien se abogaba por no expulsar a los militares transexuales, se aconsejaba que no se permitiera el alistamiento de personas que pudieran en un futuro querer someterse a una operación de cambio de sexo.
"El problema es que algunos no entienden y les asusta aquello que no comprenden, por lo que difundir información y educar a la gente de manera adecuada ayudará a una más fácil transición", comentó a Efe la sargento Jaimie Swartz.
Swartz, que se define como lesbiana, aseguró que en el Ejército "en general" todo el mundo es "muy tolerante", y explicó que lo único que se espera de ella es que cumpla y que haga su trabajo.