La apertura de la temporada de esquí se retrasa en contra de las previsiones

  • En la última década, el sector ha invertido 626 millones de euros en la mejora y actualización de las instalaciones
Estación de Navacerrada
La apertura de la temporada de esquí se retrasa en contra de las previsiones |Archivo

La mayoría de las estaciones de esquí españolas retrasa la inauguración de temporada, prevista para el puente de la Constitución, hasta que las condiciones meteorológicas mejoren, a pesar de las buenas expectativas que el sector mantenían aún ayer y sus esfuerzos para intensificar la producción de nieve artificial.

Las estaciones andorranas, Grandvalira y Vallnord, sí abrirán este fin de semana, aunque sólo pondrán a disposición de los esquiadores un 40 % de su superficie esquiable.

En la última década, el sector ha invertido 626 millones de euros en la mejora y actualización de las instalaciones, destinando también una parte importante a los sistemas de innivación artificial, que, no obstante, requieren de ciertas condiciones para poder producir nieve.

La nueva temporada se perfila, así, más corta que la anterior, que empezó el 23 de noviembre y se alargó hasta finales de abril por una Semana Santa tardía.

Tras invertir 34,5 millones de euros (un 146% más) para esta temporada, las estaciones esperan superar, o al menos igualar, los 5,11 millones de visitantes del año pasado, un 4,2% más, y unos ingresos por remontes de 106,9 millones de euros, un 6,6% más.

Las estaciones andorranas, que recibieron la temporada pasada a casi 2,4 millones de esquiadores, inaugurarán este fin de semana las pistas situadas en sus cotas más altas, tanto Grandvalira, el mayor dominio esquiable de los Pirineos con 212 kilómetros de pistas, como Vallnord (100 kilómetros).

Grandvalira ha invertido este año 9,2 millones de euros, un 6% más, y espera repetir o incluso superar los 1,6 millones de esquiadores del ejercicio anterior -de los que más de la mitad fueron españoles-, su mejor temporada en los últimos siete años.

De hecho Andorra, junto con Austria y Suiza, son los únicos países donde los extranjeros suponen más de la mitad de la demanda de nieve.

España, por su parte, se mueve desde hace años en un entorno de cinco millones de visitantes -de los cuales apenas un 10% son foráneos-, a excepción de la temporada 2011/2012, cuando por las condiciones adversas se bajó a 4,5 millones, y el récord de 6,6 millones alcanzado en la de 2008/2009.

Este último dato evidencia que el sector cuenta aún con un importante margen de crecimiento y, así, lo reconoce la asociación, que es consciente de la necesidad de captar nuevas canteras de esquiadores.

Para ello, la patronal reclama a las administraciones públicas al menos una semana de vacaciones escolares de invierno, rotativas entre las distintas comunidades autónomas, tal y como ocurre en otros países europeos.

Ha habido intentos en este sentido en Cataluña durante tres temporadas y Andalucía, y, a juicio de Atudem, es algo "fundamental" para las estaciones, donde hay una importante afluencia de familias con niños los fines de semana, pero escasa el resto de los días.

Otro reto del sector es intentar "persuadir" a aquellos españoles que esquian fuera del país, principalmente en Andorra y Francia -entre 1,5 y 1,8 millones-, que lo hagan en las pistas nacionales.

Y, por último, se debe seguir buscando más clientes extranjeros, mejorando la promoción del destino España, que se asocia comúnmente con la imagen de sol y playa, pero poco con el turismo de nieve, a pesar de estar bien posicionado entre las regiones montañosas de Europa y contar con una tradición centenaria de esquí.

Siendo España el tercer país más visitado del mundo, tras Francia y Estados Unidos, los turistas internacionales contribuyen sólo de forma marginal al turismo de nieve, lamenta el sector.

España tiene a su favor un clima agradable y más horas de luz en invierno que los Alpes, que concentran el 44% del total de esquiadores mundiales