Neurocirujanos y psiquiatras del Hospital del Mar han impulsado un ensayo clínico para probar la eficacia de la estimulación cerebral profunda en cuatro pacientes con anorexia severa y crónica, una técnica que puede "dar una salida" a los enfermos crónicos que no han respondido a ningún tratamiento.
Así lo ha explicado hoy la neurocirujana responsable del proyecto, Gloria Villalba, que ha destacado que este ensayo es "pionero en Europa", con peculiaridades que lo hacen "único en el mundo", y permite que "pacientes que no tenían salida ahora encuentren una esperanza".
La respuesta es "variable pero satisfactoria", afirma Villalba, porque la ganancia de peso en cada paciente es distinta, pero todos lo han aumentado y muestran menos ansiedad, mejor estado de ánimo, mayor socialización e interés en trabajar y estudiar.
Una de las pacientes tratadas con éxito es Elisabeth Valladares, de 42 años, que desde los 30 sólo ingería líquidos: "Tras diferentes tratamientos me dejé, ya no quería vivir más", explica emocionada.
Hace dos meses y medio que recibe la estimulación cerebral, y ya ha empezado a ingerir alimentos sólidos por su propia cuenta y prácticamente no toma laxantes ni diuréticos y está aumentando de peso: "ahora me miro al espejo y no me torturo ni tengo ningún sentimiento de culpa", afirma Elisabeth.
La estimulación cerebral profunda se consigue tras implantar dos electrodos en el cerebro con la ayuda de un robot, que van conectados a una pila insertada bajo el abdomen y que envía corrientes constantes a dicho órgano.