La Policía ha localizado la trama de ciudadanos chilenos autora de centenares de llamadas a España desde una prisión de Santiago de Chile en las que comunicaban que tenían secuestrado a un familiar, aunque en realidad se trataba de una estafa con la que esta red pretendía lograr dinero rápidamente.
En apenas dos meses -la sección de Secuestros y Extorsiones lanzó la alerta sobre este peligroso fraude el 21 de febrero- la Policía ha recibido dentro de su demarcación 162 denuncias en 23 provincias, aunque la mayoría, 75, se han presentado en la Comunidad de Madrid, por delante de Málaga, con 35, y Zaragoza y Sevilla.
Solo un 10 por ciento de ellas, 14 denuncias, las víctimas, en su mayoría mayores, pagaron una cantidad de dinero, ha señalado el inspector jefe de esta sección, Alberto Carba, que ha detallado en rueda de prensa junto con el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, que ha destacado la "brillante" operación y la importancia de la cooperación para enfrentarse a nuevas formas de criminalidad.
Y aunque la cantidad total no ha superado los 11.000 euros, los investigadores han querido advertir sobre esta "grave" modalidad de estafa que emplea como gancho un falso secuestro y atemoriza por teléfono a la víctima de forma muy violenta.
Carba ha explicado que desde una prisión de Santiago de Chile al menos cuatro presos -los cabecillas- con teléfonos móviles realizaba aleatoriamente llamadas a España, sobre todo números fijos, mientras que otras quince personas, en su mayoría familiares o vecinos de los internos, se encargaban de cobrar el pago de los supuestos rescates.
Llegaron a llamar incluso a la Casa de América de Madrid y la sede del PP en la calle de Génova donde una trabajadora recibió la llamada y denunció los hechos, han revelado los investigadores. Todos los integrantes de esta trama ya han sido localizados sin que exista ninguna vinculación con nadie en España.
Ahora la investigación sigue su curso a la espera de que la autoridad judicial actúe en función a su legislación y de la comisión rogatoria emitida por la justicia española a través del juzgado de instrucción número cinco de Zaragoza.
Sí se ha esclarecido ya la forma de actuar de esta red. Al principio los falsos secuestradores se centraban en atemorizar a sus víctimas con la retención de un menor, pero se dieron cuenta de que perdían efectividad en su timo pues al llamar aleatoriamente muchos de sus interlocutores podían no tener hijos pequeños.
Así, "pulieron" el método y comenzaron a comunicar simplemente que "tenían retenido a su familiar" y era la propia víctima la que facilitaba información al estafador sin ser consciente de que esos datos los manejaba para atemorizar y amedrentar a su interlocutor.
También modificaron la cantidad del supuesto rescate al comprobar que una cantidad baja, unos 200 euros, no eran suficiente para que la persona creyera el secuestro, por lo que llegaron a solicitar hasta 20.000 euros.
Para mantener la credibilidad y lograr algo de dinero a cambio de mantener con vida supuestamente al familiar, solicitaban el abono rápido de una cantidad más baja -les servía incluso la que tuviera esa persona en casa- en locutorios o por envíos de dinero.
En definitiva, la víctima recibe una llamada de un teléfono desconocido. A partir de ahí, la clave del "negocio" para estos delincuentes es que esa persona no cuelgue y entre en "modo pánico" al decirle que tiene a un familiar retenido y que le va a hacer daño si no paga cuanto antes.
Desde que en febrero la Policía hiciera público que detrás de estas llamadas se escondía una estafa, las denuncias aumentaron -en marzo recibió una media de quince diarias, y no han comenzado a descender de forma acusada hasta que dos agentes de la Sección de Secuestros viajaran a Chile para tomar declaración a los presos implicados.
Pese a que el caso está prácticamente resuelto, la Policía avisa de que esta red puede seguir operando, por lo aconseja a todos los ciudadanos que ante cualquier llamada que comunique un secuestro recele y, por supuesto, lo comunique a la fuerzas de seguridad.