Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, Estados Unidos, han desarrollado una potencial nueva arma potencial contra el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), una terapia de combinación que se dirige a las células infectadas por el VIH que los tratamientos estándar no pueden matar.
Usando modelos de ratones con sistemas inmunes formados por células humanas, los científicos hallaron que un anticuerpo combinado con una toxina bacteriana puede penetrar en las células infectadas por el VIH y matarlas a pesar de que la terapia antirretroviral estándar, conocida como ART, no haya tenido ningún efecto. Matar estas células persistentes infectadas por el VIH es un impedimento importante para la curación de los pacientes de VIH.
"Nuestro trabajo proporciona evidencia de que las células infectadas con el VIH pueden ser localizadas y destruidas en todo el cuerpo", explica el director de esta investigación publicada este jueves en 'Plos Pathogens', el profesor de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte J. Víctor García.
Para las personas con VIH, ART es un tratamiento para salvar la vida que puede reducir la cantidad de virus en el cuerpo a niveles indetectables. Pero en cuanto se interrumpe el tratamiento, el virus comienza a replicarse de nuevo, lo que significa que las personas con VIH deben tomar medicamentos de por vida, además de que a algunos los medicamentos les provocan efectos secundarios graves.
En pacientes en tratamiento antirretroviral, el virus permanece inactivo o se multiplica muy lentamente, persistiendo oculto, a pesar de que un cóctel de drogas se alinea en contra él. Los hallazgos obtenidos por el equipo de García avanzan en la llamada estrategia de "golpear y matar" para erradicar el VIH, de forma que si el virus persistente está expuesto, una nueva terapia puede dirigirse contra él y eliminarlo.
Para atacar a las células infectadas por el VIH persistentes, García y sus colegas utilizaron ratones humanizados con médula ósea, hígado y timo (o ratones BLT) con sistemas inmunes enteros compuestos de células humanas. Esto permitió al equipo estudiar la distribución de las células infectadas por el VIH persistentes a lo largo del cuerpo y ensayar estrategias para eliminarlas.
Los investigadores trataron primero a los ratones con un cóctel ART de tres medicamentos diferentes. A pesar de utilizar fuertes concentraciones de tres fármacos, vieron que el virus se las arregló para sobrevivir en las células inmunes en todos los tejidos que analizaron, incluyendo la médula ósea, el bazo, el hígado, el pulmón y el intestino.
Entonces usaron un compuesto desarrollado por los coautores Edward Berger e Ira Pastan, del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, que es parte de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. El compuesto es un anticuerpo llamado 3B3 y se combina con una toxina bacteriana llamada PE38.
Los investigadores plantearon la hipótesis de que el anticuerpo sería el primero en reconocer las células que expresan una proteína específica del VIH en la superficie de las células infectadas. El anticuerpo podría unirse a la proteína y permitir que la toxina entre y mate las células infectadas.
Cuando el equipo de García trató a los ratones humanizados con infección por VIH y con ART con el compuesto 3B3-PE38 y luego buscó las células infectadas en los tejidos, encontraron con que el "misil molecular" había matado la gran mayoría de las células infectadas por el VIH persistentes que había estado produciendo activamente el virus a pesar de la terapia tradiciona.
En concreto, esta terapia supuso una caída de seis veces el número de células infectadas en los sistemas inmunes. Si bien esta reducción no alcanzó la erradicación completa, el hallazgo ofrece una nueva vía de investigación. "Este estudio muestra que es posible atacar y destruir las células infectadas por el VIH ocultos que la terapia estándar no puede tocar", concluye García.