El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha defendido este jueves la labor de la vicepresidenta primera del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, y ha reclamado no generar "tanta expectativa" en torno a los posibles cambios que acometerá en su Ejecutivo porque no se cambiarán las políticas.
"A estas alturas de mi vida comprenderá usted que, que me pregunten por la
vicepresidenta primera del Gobierno, que lleva tanto tiempo colaborando conmigo, lo mejor es que no diga nada, salvo que es una persona que desempeña su labor francamente bien", ha explicado Rajoy, preguntado a la salida de la cumbre entre la UE y los países de Latinoamérica y el Caribe por su valoración del trabajo de la vicepresidenta como portavoz del Ejecutivo.
En cuanto a si los cambios que promoverá en su Ejecutivo serán amplios, Rajoy ha reclamado no generar "tanta expectativa" en torno a los mismos porque no se cambiarán las políticas económicas y ello permite "sacar algunas conclusiones" sobre la envergadura de los cambios.
"Que no se genere tanta expectativa. Eso es lo que sí puedo decirle. No vamos a cambiar las políticas y a partir de ahí se pueden sacar algunas conclusiones. Yo desde luego las expectativas no las he generado", ha concluido Rajoy, que ayer adelantó que los cambios en el Gobierno los hará antes de que acabe junio.
REUNIÓN CON CAMERON
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha reunido con el primer ministro británico, David Cameron, con el fin de hablar de la reforma de las instituciones comunitarias que éste reclama como paso previo al referéndum sobre la pertenencia de Reino Unido a la UE, que se celebrará antes de finales de 2017.
La reunión se ha producido a las 9:05 horas, antes del inicio de la segunda jornada de la cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños que se celebra en Bruselas, y ha durado media hora.
Además de la cuestión del referéndum, Cameron se ha interesado por el modelo español de control de la inmigración en origen en países como Senegal y Mauritania y ha transmitido a Rajoy que debería exportarse a la UE, según fuentes gubernamentales.
A continuación, Rajoy ha mantenido otra reunión bilateral de 20 minutos con el presidente del Consejo Europeo, el conservador polaco Donald Tusk. A mediodía tenía previsto entrevistarse también a la primera ministra polaca, Ewa Kopacz, cuyo Gobierno atraviesa una fuerte crisis por un escándalo de escuchas.
CAMERON EXPONDRA SUS PETICIONES EN LA CUMBRE DE FINALES DE JUNIO
La reunión con Rajoy forma parte de la ronda de contactos que Cameron está manteniendo con todos los líderes europeos de cara al próximo Consejo Europeo del 25 y 26 de junio. Allí está previsto que el primer ministro de Reino Unido exponga ya a sus socios sus peticiones concretas de reforma y renegociación.
Cameron excluyó Madrid de la pequeña gira europea que realizó nada más ser reelegido primer ministro, que le llevó a Francia, Holanda, Alemania y Polonia. Precisamente la semana pasada el secretario británico de Estado para Asuntos Europeos, David Lidington, viajó a Madrid para preparar este encuentro entre Rajoy y Cameron con las autoridades españolas.
En esas conversaciones preparatorias, el Gobierno español trasladó su oposición a la aspiración británica de reformar los Tratados de la UE para limitar las prestaciones sociales de las que disfrutan los europeos que se trasladan a vivir al Reino Unido, unos incentivos que, a juicio de Londres, se ha traducido en una inmigración masiva procedente de Europa.
No obstante, España no se opondría a que se endurecieran los controles existentes para evitar "abusos" en el acceso a las ayudas sociales por parte de los inmigrantes comunitarios, algo que se puede hacer sin necesidad de cambiar los Tratados, según fuentes gubernamentales.
España tampoco comparte el deseo británico -aún poco definido- de contar con algún tipo de mecanismo que permita proteger a la City londinense de las decisiones que adopten los países que comparten el euro, entre los que no se encuentra el Reino Unido.
Ni apoya, como sí hace Londres, que los Parlamentos nacionales tengan capacidad de vetar iniciativas de la Comisión Europea. España ve suficiente el control del que ya disfrutan los Parlamentos de cada Estado miembro en la actualidad, pues pueden pronunciarse en contra de una propuesta de Bruselas, aunque su opinión no es vinculante.
España sí coincide en cambio con el Reino Unido en la necesidad de que la UE mejore la competitividad económica para crear empleo y generar crecimiento para las familias trabajadoras. En este sentido, los dos países creen que a este objetivo contribuye la conclusión de acuerdos de libre comercio como el que se negocia con EEUU.