El presidente del Congreso, José Bono, ha rendido este miércoles un homenaje en el hemiciclo a todos los diputados y políticos que hace treinta años sufrieron el asalto a la Cámara, así como a quienes contribuyeron a evitar que el golpe prosperara, con el Rey a la cabeza, y también a los periodistas que lo contaron. En la misma sesión, el que fuera presidente del Congreso durante la tarde del 23-F, Landelino Lavilla, ha recordado las horas del golpe de Estado en las que los diputados dieron verdadero valor a la libertad y la democracia, entonces en peligro, y la respuesta del pueblo español como garante y "firme guardián" de esos principios.
Lavilla ha subido a la tribuna de oradores del Congreso al cumplirse treinta años de aquel 23-F y se ha remontado a aquella tarde para evocar un "episodio negro" de la historia de España y, también, de la historia personal de los diputados que estaban en el hemiciclo, muchos de los cuales han vuelto hoy a sus puestos. Se vivieron momentos de zozobra, "horas de paciencia variable y de resignación también variable, pero que, sin duda, enriquecieron nuestra propia estimación de la libertad y de la democracia", ha subrayado.
A su juicio, aquella tarde y aquella noche se fortalecieron los vínculos que unían a todos los parlamentarios y a la gran mayoría del pueblo español, que apostaba por un futuro de progreso basado en un sistema constitucional y una convivencia pacífica.
El 25 de febrero de 1981 Lavilla retomó la sesión parlamentaria interrumpida por los golpistas y hoy ha recordado el clima "enfervorizado" de la Cámara y ha vuelto a elogiar la dignidad y temple de todos los diputados. Ha rechazado así a quienes, "quizá con pretensiones literarias", han querido zaherir a los parlamentarios cuestionando su comportamiento, cuando "no fueron los ofendidos, sino los ofensores, quienes dieron aquel deplorable espectáculo de aquella tarde".
Los aplausos han interrumpido su emocionado discurso, en el que ha rememorado el que pronunció dos días después del golpe y, después, el 9 de diciembre de 1981, primer año en el que se conmemoró el aniversario de la Constitución. Si en otras ocasiones el pueblo español pudo ser "espectador indiferente del acontecer político o dócil seguidor de iniciativas sin futuro", en 1981 se convirtió en el "sereno garante de la liberta y firme guardián de la democracia", ha repetido.
Lavilla, quien ha agradecido el respeto que sintió de todos cuando su autoridad como presidente del Congreso era "pisoteada por las gentes armadas" que habían interrumpido en el hemiciclo, ha abogado por celebrar el único éxito de aquellos días, la respuesta ciudadana al golpe. "Podemos y debemos celebrar el hecho de que la voluntad del pueblo no fuera truncada ni la aspiración común de concordia y respeto fuera perturbada".
En 1981, ha insistido, los valores constitucionales, las instituciones democráticas y la firme voluntad del pueblo de vivir en paz se convirtieron para siempre en una barrera frente a aquellos incapaces de aprender las lecciones de la historia, frente a quienes quisieron entonces o pueden querer ahora "domeñar la voluntad de todos con violencia y sin razón".
BONO RINDE HOMENAJE A QUIENES SUFRIERON Y CONTARON EL 23-F
En un extenso discurso con motivo del acto con el que la institución ha recordado el trigésimo aniversario del fracaso de la intentona golpista del 23-F, Bono ha citado con nombres y apellidos a muchos de los que en aquella fecha fueron, como él, secuestrados por el teniente coronel Tejero y 200 guardias civiles armados.
Le escuchaban, sentados en los escaños, emocionados, 144 de los 350 diputados que conformaban la Cámara, así como el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el jefe de la oposición, Mariano Rajoy, ambos compartiendo el banco azul habitualmente reservado al Gobierno, y diputados actuales de todos los grupos.
Su relación de agradecimientos, seguida de los correspondientes aplausos de los presentes, ha abarcado la práctica totalidad del espectro político de 1981, pero también a los periodistas que, de una forma u otra, contribuyeron a que se conocieran los hechos.
Así, ha citado al entonces presidente Adolfo Suárez y a su sucesor Leopoldo Calvo Sotelo, al exvicepresidente Manuel Gutiérrez Mellado, a Santiago Carrillo, a quien ejerció las funciones de jefe del Ejecutivo y contribuyó a evitar el golpe de Estado, Francisco Laína, y de manera muy especial, al Rey.
De Don Juan Carlos ha dicho que aquella noche "creció ante su pueblo" porque aunque tenía la legitimidad jurídica y dinástica la "legitimidad social" y la "aceptación generalizada y afectuosa de los españoles", la ganó esa noche "al ponerse no de parte de los sublevados sino de parte de su pueblo". Además, ha reiterado que el Rey hizo por la democracia y por la monarquía "más que todos sus antepasados juntos", un reconocimiento que ha generado aplausos de todos los presentes.
En su relación de agradecimientos a los políticos, se ha detenido especialmente en el socialista José María Benegas, del que ha asegurado que se le debe "más" de lo reconocido hasta ahora, por su papel decisivo, junto al que fue director de la Seguridad del Estado, Francisco Laína, para evitar que se llevara a cabo el plan de asaltar el Congreso con tanques y agentes del GEO. Aquella operación, que se sopesó durante la madrugada del día 24, habría ocasionado al menos 80 muertos, y según Bono la "insistencia" de Benegas contribuyó a que finalmente no se llevara a cabo.
Varias veces ha mencionado el presidente a los mandos militares actuales, que han seguido el acto desde la tribuna de autoridades, y ha valorado el hecho "elocuente" de que estuvieran presentes.
Los taquígrafos, los nueve ujieres que prefirieron seguir encerrados en el Palacio de las Cortes en vez de volver a sus casas, los letrados, todos los diputados, han sido objeto también del reconocimiento de los asistentes, a instancias de José Bono.
Y la prensa; "Los diputados aquella noche lo pasamos mal pero nos sentimos solos, nos acompañó la radio", ha confesado al recordar cómo el transistor de Fernando Abril Martorell les mantuvo informados sobre lo que pasaba fuera del Congreso. Así que ha invitado a todos a dar las gracias con sus aplausos a redactores, periodistas radiofónicos y de televisión, a los fotógrafos, a los periódicos que, ha remarcado, "impidieron con su verdad que se pudiera mistificar o falsear lo que ocurrió aquí".
Han agradecido personalmente el gesto algunos de aquellos protagonistas, hoy también sentados en la tribuna de prensa, como el veterano periodista José María García.
José Bono ha dejado claro que el acto convocado en el hemiciclo no pretendía "conmemorar nada" sino evocar un hecho que supuso una "inflexión" en la historia de España porque acabó con el "ruido de sables" y "sirvió de vacuna para nuevas felonías y de abono para cosechar tres décadas de libertad para los españoles".
Tras el discurso de Bono, que fue precedido de otro de Landelino Lavilla, los invitados se hicieron una "foto de familia" en la escalinata principal del Congreso; después, muchos de ellos compartieron recuerdos tomando café en los salones de la Cámara.