Aunque queda una semana para que llegue el primer viernes de marzo, cuando más de 300.000 personas acuden según manda la tradición a besar el pie del Cristo de Medinaceli, a las puertas de la basílica del centro de Madrid algunos fieles ya hacen cola a la intemperie para ser de los primeros en venerar la imagen.
En la plaza de Jesús, donde se encuentra la basílica del Cristo de Medinaceli, media decena de personas forman una ordenada fila en la que permanecerán seis días con sus respectivas noches para ser de los primeros en presentar sus peticiones y agradecimientos a Jesucristo.
La escultura de Jesús Nazareno, tallada en 1640 por encargo del Duque de Medinaceli, está custodiada por la orden de los capuchinos, testigos cada año de cómo miles de personas esperan pacientemente a que llegue el momento sin que las bajas temperaturas, la lluvia e incluso la nieve sean un obstáculo.
"No me acuerdo ni desde cuando vengo!", exclama Milagros, una gaditana que ya hace cola y que asegura que, si no besa el pie derecho cada primer viernes de marzo, parece que le falta algo. "Que él me de lo que crea que me merezco", asume la señora.
A su lado, Encarnación confiesa, orgullosa, que lleva veinte años sin faltar a la cita, una tradición "muy grande" que aprendió de su madre.
Esta señora lleva desde el martes aguardando día y noche en la calle, junto a sus amigas, arropada por varias mantas y abrigada por un par de estufas portátiles. Por lograr besar al Cristo permanecerá nueve días resistiendo al mal tiempo, algo que hace porque "la fe lo puede todo", sentencia.
"Siempre le pides que la crisis se arregle", admite Encarnación, pero como "no se puede pedir dinero", piden mucha salud y trabajo "para todos".
Otra de las que esperan en la fila es Conchita, que acude a la cita desde hace ocho años.
Sin embargo, la primera privilegiada en besar el pie de Jesús de Medinaceli será Manoli, ataviada con numerosos abrigos, gorro, bufanda y guantes, que se frota las manos con el fin de calentarse un poco.
Pero está convencida de que la espera le merecerá la pena: "Cuando le doy el beso, es una cosa muy, muy... ¡Ay! Eso no se puede explicar", dice a EFE Conchita.
La basílica estará abierta desde las 0.00 horas hasta las 24.00 horas del viernes, aunque no se cerrará hasta que pasen ante el Cristo todas las personas que estén en la fila.
Allí acudirán personas "de lo más variopinto", cuenta el provincial de los capuchinos en España, Benjamín Echeverría, quien explica que "los devotos piden de todo" y no sólo por cuestiones relacionadas con la crisis.
"Ante el cristo se refleja la devoción, no las preocupaciones, aunque siempre hay quien pide", asegura Miguel Ángel Izquierdo, comisario de fiestas y celebraciones de la Archicofradía de Jesús Nazareno de Medinaceli.
Unos 400 autobuses llegarán de fuera de Madrid el próximo viernes, 7 de marzo, para rendir culto al Cristo y, en paralelo, una peregrinación irá a pie desde Arganda del Rey.
Y además, los fieles no son siempre personas mayores. "Muchas abuelas traen al hijo y luego viene la nieta", comenta Izquierdo, que asegura que entre los devotos también hay jóvenes.
Incluso se espera la presencia de representantes de la Casa Real, como ha sucedido en anteriores ocasiones, cuando han acudido el rey Juan Carlos, la reina Sofía, la infanta Elena o los Príncipes de Asturias.
"Merece la pena, aunque seas agnóstico o ateo, solamente por ver la espectacular talla", anima el comisario de fiestas y celebraciones.
También los comerciantes de la plaza de Jesús están contentos con la mayor afluencia de personas en la zona ya que "normalmente" a ellos también les beneficia la tradición del besapiés.
De momento en los alrededores del templo reina la calma, pero ya empiezan a aparecer algunas personas que son un presagio del gentío que habrá el viernes que viene desde que suenen las campanadas del inicio del día hasta que hayan podido pasar ante el Cristo todas las personas que estén en la fila.