Los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid acogen 'Metrópolis', una adaptación escénica de la película de Fritz Lang a cargo de la compañía Teatro Che y Moche, el Centro Dramático de Aragón y la Orquesta de la Comunidad de Madrid. Se representará de mañana al domingo.
El montaje cuenta con dirección artística de Joaquín Murillo , musical por Manuel Coves, música original de Victor Rebullida y coreografía de Elia Lozano. Galardonado en 2010 con el premio MAX al mejor espectáculo revelación, Metrópolis estará en la Sala Roja en tres únicas funciones.
En Metrópolis, una gigantesca ciudad del siglo XXI, todos los trabajos son realizados por máquinas enormes, manejadas por un "ejército" de trabajadores esclavos. Viven en laberínticos barrios subterráneos, mientras que la minoritaria clase dominante vive en la superficie, en los "jardines eternos".
No son conscientes de comportarse como unos tiranos; pero un día Freder, el hijo del dueño de la ciudad, Fredersen, ve a una bella joven, María. Deslumbrado por su belleza, se lanza en su persecución y descubre la pobreza y los sufrimientos del mundo subterráneo de Metrópolis.
El espectáculo cuenta con una partitura de nueva creación, escrita por el compositor Victor Rebullida. En dicha partitura, de 60 minutos de duración, coexisten "técnicas diferentes moduladas dentro de una unidad de concepto y estilo, con adaptaciones de fragmentos que podrían ser un charlestón o un ragtime, un baile exótico; es un pequeño homenaje a las grandes melodías del cine clásico que el oyente identificará con la acción".
Metrópolis es un espectáculo multidisciplinar, casi wagneriano, en el sentido de "arte total", donde el espacio escénico se crea, en parte, a través de la iluminación.
La escenografía es sencilla y sugerente al mismo tiempo y gracias a los efectos lumínicos, la proyección audiovisual, etc, se recrea una nueva Metrópolis que conserva la estética expresionista pero desde lo teatral, sin perder su relación con el cine; siendo casi un homenaje al cine: los actores no hablan - la interpretación va hacia lo antinatural y grandilocuente, pero sólo en lo gestual-, es un espectáculo de cine mudo, con rótulos en filminas y blanco y negro, en el que todos los elementos teatrales van encaminados hacia un mismo fin: la belleza.