El delegado de Seguridad de Madrid, Pedro Calvo, junto con el Samur Social y Protección Civil han ejercido hoy de pajes de los Reyes Magos para entregar un centenar de juguetes a los niños de los centros municipales de acogida de San Roque y Valdelatas, que lo han agradecido con bailes y villancicos. "Esta es una de las cosas más bonitas que hacemos al año, tanto a nivel personal como con el Samur Social, Protección Civil y los Servicios Sociales del Ayuntamiento", ha declarado Calvo que como los demás asistentes, ha disfrutado de la alegría que mostraban los pequeños cuando abrían los regalos.
Peluches gigantes, muñecas, coches, tractores, camiones de bomberos o juegos musicales han sido algunos de los juguetes que han recibido hoy estos niños de San Roque y Valdelatas.
Según Pedro Calvo, estos dos centros de primera acogida del Ayuntamiento albergaron en sus inicios principalmente a familias rumanas, pero actualmente hay también búlgaros, africanos e incluso, una familia mongola que se ha incorporado recientemente.
Los regalos han sido donados y seleccionados por el hipermercado Alcampo que ha dejado en estos centros de acogida algún juguete más, en previsión de que puedan llegar nuevos niños durante los próximos días y para que ellos también tengan regalos.
"La Navidad aquí es un día normal, con un componente más de tristeza por el alejamiento que tienen estas familias de sus hogares", ha manifestado Juan Carlos Orellana, jefe de Unidad del Samur Social. Ha informado de que actualmente residen 22 familias en San Roque y de Valdelatas y que se trata de personas en situación de "grave exclusión", que recuperan habilidades en estos lugares y a las que se trata de introducir en el mercado laboral, mientras sus hijos van al colegio y se presta a todos asistencia sanitaria.
Orellana ha explicado que estas familias no proceden "necesariamente " de la calle porque en ocasiones se trata de personas que "necesitan apoyo debido a las circunstancias económicas actuales". Ha indicado además que por término medio cada una de estas familias permanece alojadas en estos lugares alrededor de un año o año y medio hasta que se instalan en una vivienda propia o en algún piso de acogida del Ayuntamiento.
Antes de recibir sus nuevos juguetes, los pequeños han deleitado a todos los presentes con un baile típico rumano y con un villancico búlgaro.