El 26 de junio de 2013 el Boletín Oficial del Estado publicaba la declaración como Parque Nacional de un territorio compartido por Madrid y Castilla y León con 33.900 hectáreas, siendo la parte madrileña casi el doble de la castellanoleonesa.
Nació el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama sobre otras figuras de protección ya existentes relativas a entorno naturales de uno y otro lado de los Montes Carpetanos y sus prolongaciones.
El de Guadarrama es el cuarto parque más extenso de la red nacional de estos espacios pero es el segudo más visitado (casi 3 millones de personas al año), solo por detrás del canario del Teide.
El Macizo Central contiene el Parque Nacional guadarrameño y dentro de este se recogen más de 1.200 especies de fauna, varias en peligro de extinción. Casi la mitad de toda la fauna de España está representada en estas más de 30.000 hectáreas de naturaleza.
El águila imperial ibérica, el lobo ibérico o la mariposa isabelina son emblemas conocidos de la docena de ecosistemas descritos en los valles y montañas. Pero aún es mayor la variedad botánica en los pastos de la alta montaña mediterránea con presencia de ejemplares pirenaicos o alpinos.
Desde sus primeros pasos, el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama no ha estado exento de dificultades. La delimitación inicial del parque por las comunidades autónomas que lo gestionan conjuntamente, la enorme presión urbanística, la compatibilización de actividades de ocio y recreo con la recuperación de áreas naturales, el mantenimiento de los usos tradicionales o la adaptación de los ambientes más frágiles al calentamiento del planeta.