Con la luna en cuarto creciente, marcando el noveno mes, los musulmanes residentes en Madrid han iniciado hasta el próximo 11 de septiembre, las celebraciones del Ramadán, un acto de fe, más allá del ayuno, que reúne a cerca de 1.500 millones de fieles en todo el mundo.
En el madrileño barrio de Lavapiés, como en otros lugares de la capital española, se escucha estos días hablar del Ramadán, treinta días de ayuno, piedad, espiritualidad y unión.
Las mezquitas de la zona acogerán a los creyentes durante un período en el que deben abstenerse de comer, beber y mantener relaciones sexuales en el día, para leer el Corán, su libro sagrado, de principio a fin. "El Ramadán es el cuarto pilar fundamental del Islam", explicó a Efe el imán Johir Uddin de la mezquita madrileña de Baitul Mukarram, lugar de reunión de los musulmanes procedentes de Bangladesh.
Durante un mes, los fieles rememoran la revelación divina al profeta Mahoma para escribir el Corán. "Nosotros comenzamos el Ramadán desde tiempos del profeta, pero el ayuno también está contemplado en otras religiones", afirmó el imán.
Sheik Kabir, un bangladeshí residente en Madrid y vecino de Lavapiés, explicó a Efe que este período cobra un sentido especial para él, las familias y los amigos, pues "hasta el ambiente cambia". "En Bangladesh es una gran fiesta, en las oficinas se trabaja sólo cuatro horas, la gente sale a las calles, hay mucha alegría", dijo.
En los días previos, Kabir recorrió los supermercados donde se venden los víveres para la comida nocturna del Ramadán, un periodo que, según él, invita a reflexionar sobre lo bueno y lo malo que se ha hecho durante el año. "Todos asisten a las mezquitas y muchas veces se llenan tanto que no hay espacio, entonces rezan en la calle", indicó.
