El peor tifón en Japón en siete años causa 34 muertos y 56 desaparecidos

Al menos 34 personas han muerto, 56 están desaparecidas y varios miles permanecen aisladas tras el paso por el centro y sur de Japón del potente tifón "Talas", el más destructivo en los últimos siete años en el archipiélago, según la agencia local Kyodo.

El "Talas" tocó tierra el sábado en la isla de Shikoku (sur) y avanzó por el oeste con lluvias torrenciales y vientos de hasta 108 kilómetros por hora, hasta alejarse hoy lentamente hacia el norte por el Mar de Japón ya convertido en tormenta tropical.

A su pasó se llevó por delante infraestructuras, desbordó ríos y causó numerosos corrimientos de tierra en las zonas costeras, donde los equipos de rescate trabajan hoy para intentar restaurar las vías cortadas y acceder a las zonas más remotas.

En la península occidental de Kii, al sur de Osaka y donde se encuentra la provincia de Wakayama, una de las más afectadas, las precipitaciones caídas durante estos días llegaron a dejar el récord histórico de 1.800 milímetros y causaron aludes de barro que sepultaron decenas de viviendas.

En esta zona se ordenó evacuar a más de 16.000 residentes, al tiempo que las autoridades recomendaron dejar sus viviendas a otras 30.000 ante el peligro de avalanchas e inundaciones.

Conforme a las cifras sin desglosar difundidas por la televisión pública NHK, solo en Wakayama las autoridades confirmaron hoy la muerte de al menos 15 personas y 27 desaparecidos por el "Talas".

En las provincias de Wakayama, Nie y Nara el tifón dejó sin electricidad a 194.000 viviendas y provocó el corte de 36.000 líneas telefónicas, según datos de las empresas proveedoras difundidos por Kyodo.

Entrada la noche, la Agencia Meteorológica nipona mantenía todavía en alerta máxima por tifón a una quincena de las 47 provincias de Japón, aunque en otras, como Tokio, la alerta se había rebajado a aviso de precaución.

Miembros de la Policía, los Bomberos y las Fuerzas de Auto Defensa se esforzaban hoy por alcanzar zonas en las que se calcula hay unas 3.600 personas aisladas, según Kyodo, mientras las televisiones mostraban imágenes de barrios enteros inundados y vehículos arrastrados por las aguas.

En la ciudad de Tanabe, la segunda de Wakayama, un corrimiento de tierras destruyó tres viviendas, acabó con la vida de una persona y dejó siete desaparecidos, mientras que en el vecino pueblo de Nachi Katsuura, los equipos de emergencia encontraron el cuerpo de una persona que pereció ahogada en el interior de su coche.

La mayoría de las víctimas se produjeron a causa de avalanchas de tierra y barro o por la fuerza de las aguas, que arrastraron vehículos e inundaron unas 13.500 viviendas, detalló la cadena pública NHK.

El nuevo primer ministro nipón, Yoshihiko Noda, insistió en que se hará todo lo posible "para rescatar a la gente y buscar a los desaparecidos", después de que su Gobierno se viera obligado a establecer anoche un gabinete de crisis ante los estragos del tifón.

El "Talas" supone uno de los primeros desafíos a la gestión de Noda después de que asumiera el poder el pasado viernes tras la dimisión de Naoto Kan, muy criticado precisamente por su modo de gestionar la triple catástrofe del terremoto, el tsunami y la crisis nuclear del pasado marzo.

Japón sufre tifones con relativa frecuencia aunque rara vez con tanta virulencia como la exhibida este fin de semana tras el paso de el "Talas", el décimo segundo de la temporada.

La Agencia Meteorológica advirtió hoy de que, aunque se su intensidad ha bajado y el "Talas" se aleja, lo hace a un ritmo muy lento, de unos 15 kilómetros por hora, por lo que algunas zonas del oeste todavía podrían sufrir daños a causa de las fuertes lluvias.

Los perjuicios causados por el tifón son los peores que sufre el archipiélago desde octubre de 2004, cuando el "Tokage" ocasionó 98 muertos y daños millonarios en el país asiático.

Aunque en una escala mucho menor, el tifón supone la primera catástrofe natural que ha llevado a desplegar equipos de emergencia en Japón tras el devastador terremoto de marzo en el noreste del país, una zona que esta vez no ha sufrido las consecuencias del "Talas".