El Premio Nobel por la Paz de 1980, Adolfo Pérez Esquivel, afirmó hoy que durante la dictadura argentina el papa Francisco llevó a cabo "una diplomacia silenciosa" y pidió "por desaparecidos, por pobres, por la situación de los derechos humanos, pero los militares después tenían sus políticas".
Esquivel (Buenos Aires, 1931), que fue recibido en audiencia privada por el papa Francisco en la Biblioteca Vaticana durante media hora, aseguró en rueda de prensa que Jorge Mario Bergoglio en aquel entonces no era obispo, sino superior de los jesuitas.
Hubo dos jesuitas, Orlando Yorio y Francisco Jalics -explicó-, que dijeron que Bergoglio "no hizo todo lo posible por liberarlos cuando los apresaron".
"Muchos obispos pedían a los militares por los sacerdotes, por los laicos, por el pueblo y por los desaparecidos, pero los militares no escuchaban", aseveró.
Esquivel reiteró que Bergoglio no fue cómplice de los represores, tampoco fue un pastor "que estuvo en la avanzada" en la lucha contra la dictadura, pero hizo una labor "diplomática silenciosa" de pedir por los desaparecidos, por los presos.
Dijo que entonces en la Iglesia no hubo comportamientos heterogéneos, hubo "obispos cómplices con la dictadura, pero no Bergoglio".
Y hubo unos pocos obispos que lucharon contra ella, y la prueba de ello es que en Argentina "hay muchos mártires de la dictadura, religiosos, religiosas y laicos", agregó.
"Es muy difícil generalizar, no sería justo", aseveró.
Preguntado por los documentos que Horacio Verbitsky, autor del libro "El Silencio", ha presentado en Buenos Aires, Esquivel aseguró que el libro "tiene muchos errores" y que cuando regrese a su país verá los informes.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia de Argentina aseguró que no hay ninguno tipo de constancia sobre una relación entre Bergoglio y la dictadura, recordó.
Según el Premio Nobel, el papa agradeció a Esquivel durante la audiencia por haber salido en su defensa estos días, cuando con motivo de su pontificado se han vertido denuncias de que colaboró con la dictadura de Videla.
Esquivel explicó que habló con el primer papa latinoamericano de los derechos humanos y que Francisco dijo "con mucha claridad" que hay que "buscar la verdad, la justicia y la reparación" y mencionó a muchos otros mártires que hay no sólo en América Latina, sino en todo el mundo.
Hablaron -explicó- de que "los mártires son semillas de vida, dieron su vida para dar vida viviendo el Evangelio y citó, entre "los profetas", a los teólogos de la liberación Pedro Casaldáliga, poeta afincado en Brasil; al obispo de Ecuador, Leónidas Proaño, al obispo brasileño Hélder Cámara y al salvadoreño Oscar Romero.
Afirmó que el encuentro con el pontífice "fue muy emotivo" y que la última vez que se vieron fue en Buenos Aires cuando Bergoglio era cardenal.
En cuanto a la visita que hizo al papa de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, Esquivel aseguró: "Hay un importante acercamiento entre Cristina y el papa, y esperemos que profundicen las relaciones".
Al ser preguntado sobre una posible visita del papa a Argentina, el Premio Nobel expresó la esperanza de que tenga lugar con motivo de la próxima Jornada Mundial de la Juventud católica, que tendrá lugar en Brasil en julio próximo.
Inquirido sobre cómo se encuentra Jorge Mario Bergolglio, dijo que "está intentando interiorizar la condición de papa y ver cómo va a actuar, está seguro y dispuesto a cumplir con su misión apostólica".
Ante la batería de preguntas de los periodistas, Esquivel espetó: "Primero, Francisco debe comprender donde está".
Esquivel sostuvo que lo que más le preocupa al papa Francisco "es la situación de pobreza, de hambre, de marginación. El nombre de Francisco es todo un programa de vida".
Preguntado sobre si el papa puede influir en la política de Argentina, el premio Nobel contestó: "No sabemos", y añadió que espera que ayude al reencuentro de los argentinos, de las gentes de América Latina y del mundo.
"Creo que el papa puede hacer cosas -refirió-, porque a diferencia de otros papas es pastor, pero hay que ayudarlo. Tiene que tener equipos de acción muy claros para la acción pastoral en el mundo".
Para el Premio Nobel de la Paz, el papa Francisco "solo no puede avanzar, se le debe apoyar con la comunidades base y el trabajo de las Iglesias de cada país".