Cuando fue elegido, hace hoy exactamente un año, Donald Trump prometió cambiar la política. Y lo ha cumplido, al menos en las formas. Gobierna a golpe de tweet. De escándalo en escándalo. Pero marca la agenda e impone los debates que le interesan. Aunque sus fans le adoran, cada vez son menos. Le apoya sólo el 38% de sus ciudadanos, el índice de popularidad más bajo desde Harry Truman en los años 50.