Un total de 29 obras conforman 'Velázquez y la familia de Felipe IV', una muestra con la que el Museo del Prado repasa la historia del retrato cortesano español entre 1650 y 1680, y en la que por primera vez se analiza la actividad como retratista desarrollada por el maestro sevillano en los últimos once años de su carrera al servicio del rey.
Tiene hueco también en esta exposición, que podrá visitarse del 8 de octubre al 9 de febrero de 2014, la labor desarrollada por sus sucesores, su yerno Juan Bautista Martínez del Mazo (su copia de 'Las Meninas' procedente de Kingston Lacy -The National Trust- se expondrá por primera vez en España) y Juan Carreño.
El presidente del Real Patronato del Museo del Prado, José Pedro Pérez-Llorca, ha destacado este viernes que con esta exposición "interesantísima desde cualquier punto de vista la pinacoteca vuelve a "fijar la mirada sobre Velázquez", al tiempo que "refleja una época determinada de la historia de España y Europa".
Por su parte, el director del Museo, Miguel Zugaza, ha recalcado que con la muestra "el foco se dirije al retrato", que a Velázquez le "granjeó su privilegiado vínculo con Felipe IV y con la Corte". "Abordamos la parte final de la trayectoria de Velázquez y es el retrato del final de una dinastía", ha añadido.
Tras recomendar terminar la visita admirando 'Las Meninas', Zugaza ha remarcado que esta exposición busca que el visitante "disfrute del singular talento casi hipnótico del maestro sevillano".
El comisario, Javier Portús, ha señalado que esta exposición es "la peripecia de un grupo de familias, de cuyos avatares estaba pendiente media Europa por su enorme poder", al tiempo que Velázquez "escribía una de las etapas más brillantes de la historia de la pintura occidental". "Nos asomamos a ese momento de absoluta plenitud de Velázquez como artista y cortesano", ha agregado.
DESDE 1650
Cronológicamente, la muestra arranca durante la segunda estancia de Velázquez en Roma en 1650, donde Velázquez realizaría una docena de retratos de la corte papal. Cuatro de los seis que perviven figuran en esta exposición, y muestran a un pintor en evolución capaz de reflejar con maestría la personalidad e inquietudes de los modelos.
Entre estos modelos están el pontífice Inocencio X (en un lienzo procedente de Wellington Museum de Londres) y los cardenales Camillo Massimo, Camillo Astalli Pamphilj, así como el oficial mayor de la secretaría del Papa Fernandino Brandani.
En una segunda sección, la exposición pretende documentar el regreso de Velázquez a Madrid en 1651, y comparar algunos retratos romanos con los que realizaría en España: 'Felipe IV' (del Museo del Prado), 'La infanta María Teresa' (Metropolitan Museum de Nueva York) o 'La Reina Mariana de Austria' (también de la colección del Prado).
El universo femenino e infantil invade por primera vez su catálogo en obras como 'La Infanta María Teresa', 'El príncipe Felipe Próspero' o 'La Infanta Margarita en azul y oro'. Entre estas obras destaca especialmente 'Las Meninas', pintura que no figurará físicamente en el espacio expositivo de la muestra, pero que forma parte fundamental de esta etapa.
La demanda de imágenes a que dio lugar la llegada de la nueva reina y el nacimiento de infantes y príncipes obligó a multiplicar el número de retratos y a poner en marcha un activo taller cuyo reflejo se puede contemplar en esta muestra a través de varias versiones de los originales de Velázquez, realizadas bajo su supervisión, como 'La Infanta Margarita' o 'La Reina Mariana de Austria' (ambas procedentes del Louvre parisino).
La exposición finaliza con ejemplos del retrato cortesano posterior a Velázquez de la mano de Martínez del Mazo y Carreño. Partiendo de soluciones velazqueñas, ambos artistas renovaron la iconografía real en una dirección más abigarrada y barrica, creando así una tipología que singulariza el retrato cortesano español del momento.