Vestirse de azafata por perder una apuesta. Es lo que ha hecho el multimillonario británico Richard Branson. A sus 62 años, el dueño de las aerolíneas Virgin se pintó, como ven, los labios y se ciñó una estrecha falda roja. Durante el vuelo, Branson tuvo que hacer las tareas de una azafata: repartió caramelos y dio las instrucciones para colocarse el chaleco salvavidas. El magnate, que perdió una apuesta en 2010 relacionada con la fórmula uno, hasta se depiló las piernas