Madrid, puertas abiertas

  • Una ruta histórica por las seis puertas más representativas de la capital
Puerta de Alcalá
La Puerta de Alcalá, uno de los emblemas de Madrid |turismomadrid.es

Las puertas de Madrid han visto desfilar reyes y súbidtos, animales y automóviles, fríos y calores. A lo largo de generaciones, la Puerta de Alcalá, la de Toledo, la San Vicente o la de Hierro han sido testigos de la historia de la ciudad.

Puerta de Alcalá

Uno de los monumentos más fotografiados de la capital. El rey Carlos III encargó su construcción a su arquitecto favorito, Francisco Sabatini, después de rechazar hasta cinco creaciones de Ventura Rodríguez. El proyecto, que fue financiado con fondos del Ayuntamiento, nació con el objetivo de conmemorar la llegada a la capital en 1759 del monarca conocido popularmente como el rey alcalde. La puerta se situó a la entrada de la ciudad, junto al camino que antaño conducía a Alcalá de Henares, de ahí que reciba ese nombre.

Antes ocupó el lugar otra puerta, más modesta, que Felipe III mandó construir en 1559 con motivo de la llegada a la capital de la que sería su esposa, Margarita de Austria. La ubicación escogida para este monumento coincidía con la entrada a Madrid por los caminos de Cataluña y Aragón y, aunque fue demolida, se sabe que estaba realizada en ladrillo y que contaba con tres arcos, uno principal y dos a los lados.

Para la Puerta de Alcalá, Sabatini diseñó una estructura que consta de cinco arcos, tres de ellos de medio punto y otros dos, emplazados en los extremos, arquitrabados. Los vanos están flanqueados por diez columnas con capiteles jónicos modernos, que acaban en una cornisa coronada por el ático, y se encuentran asentados sobre un zócalo a ambos lados del monumento. En el lateral que mira a Cibeles, se detecta que las columnas son sustituidas por pilastras, excepto las que engalanan el arco central.

Los ornamentos que decoran la Puerta de Alcalá son creaciones de Robert de Michel. Entre ellos destacan los relieves de cornucopias situados en los frisos de los vanos de los extremos y las cabezas de leones de los tres vanos centrales. Finalmente, el escudo de armas reales aparece sostenido por una Fama y un Genio, que son obra de Francisco Gutiérrez. A ambos lados del monumento y sobre el ático una inscripción reza "Rege Carlo III / Anno / MDCCLXXVIII".

Puerta de Toledo

Sus orígenes se remontan a la época de José Bonaparte. Sin embargo, no es la única puerta de Toledo que ha tenido Madrid, ya que hubo otra junto al hospital de La Latina que fue derribada durante el reinado de Felipe II para construir una segunda a la altura de la calle de la Sierpe. Según Mesonero Romanos, fue el gobierno napoleónico quien proyectó el monumento e inició las obras. Sin embargo, la vuelta al trono de Fernando VII, "el deseado", paró el proyecto y se encargó un nuevo diseño a Antonio López Aguado, que utilizó granito y piedra de Colmenar para construir el monumento, que estuvo listo en 1827.

Compuesta de tres arcos, dos laterales de estructura cuadrada y uno central de medio punto, la Puerta de Toledo cuenta con vanos flanqueados por medias columnas con capiteles jónicos en el arco central y pilastras jónicas en los otros.

En la cara que mira al río Manzanares, por encima del arco central, se instaló un grupo de esculturas realizadas por Valeriano Salvatierra y Ramón Barba que representa el poder de la monarquía española en ambos hemisferios. También en este lado, en la parte superior de los otros dos arcos, se colocaron varios trofeos militares. Finalmente, en la cara opuesta del monumento, se muestra el emblema de la Villa de Madrid levantado por dos genios.

Puerta de San Vicente

Carlos III también mandó a Sabatini levantar la Puerta de San Vicente, en el año 1775, casi al tiempo que la Puerta de Alcalá. Sin embargo, el trabajo original no llegó a nuestros días, ya que en 1892 fue desmontada para dejar mayor espacio al tráfico, y una parte de los sillares que componían el monumento se destinaron a la construcción de farolas monumentales en la glorieta de Cibeles. La idea fue del arquitecto municipal López Salaberry, que también solicitó autorización para tasar y subastar los pilares que no se pudieran volver a utilizar.

En varias ocasiones se expresó el deseo de que la Puerta de San Vicente se reconstruyera. Destaca el intento de la reina regente, María Cristina, que manifestó en diversas ocasiones su ánimo de que la puerta volviera a lucirse en algún punto de Madrid. Más adelante, en 1692, el Ayuntamiento aprobó una moción para realizar una reproducción del monumento valorada en un millón de pesetas (6.000 euros). Sin embargo, la primera piedra de la nueva puerta de San Vicente no fue colocada hasta 1994, cuando se levantó en el distrito de Arganzuela.

Compuesta por un arco y dos póstigos, el primero está adornado con dos columnas dóricas en el exterior y dos pilastras del interior. Las cornisas superiores son originales, mientras que la cabeza de un león y los grupos escultóricos de armas, banderas e instrumentos musicales, son una réplica realizada por José Luis Parés.

Puerta de Hierro

Cerrando el Cinturón del Pardo, la Puerta de Hierro se construyó durante el reinado de Fernando VI, en 1751. Es una obra del arquitecto Francisco Nagle e intervinieron en su elaboración Francisco Moradillo y el escultor Olivieri, que se encargaron de materializar los elementos decorativos. Realizada en estilo barroco clásico, siguiendo el gusto italiano y francés, consta de un arco de medio punto escoltado por dos pilares a los que está unido a través de una original verja de hierro forjado. El conjunto aparece rematado con un frontón presidido por un escudo real.

Esta puerta constituía el acceso a una zona restringida donde acudía a cazar el rey Fernando VI, que estaba delimitada por una valla de piedra, ladrillo y alambrada, de la que todavía hoy se conservan algunos restos. En este perímetro, en el que se cuentan diversas propiedades reales, crecieron varias poblaciones, como El Pardo y Mingorrubio. A diferencia de las demás, está separada de la metrópoli, pero cerca del palacete conocido como Quinta de Goya, donde el famoso pintor tenía instalado su taller. De hecho, se encuentra emplazada en una encrucijada de carreteras, lo que provocó, durante una de las últimas ampliaciones llevadas a cabo en la Carretera de A Coruña, que hubiera que desmontarla pieza a pieza para alejarla unos metros de su ubicación tradicional.

Puerta Real

Da acceso al Jardín Botánico, en la acera del paseo del Prado. Fue diseñada por Sabatini en el siglo XVIII. Fue concebida como la entrada principal del recinto, si bien perdió esta función pocos años después de su apertura, a favor de la Puerta de Murillo. Este segundo acceso es obra de Juan de Villanueva, a quien se debe el trazado definitivo del jardín (1785-1789). La Puerta Real permanece cerrada en la actualidad. Las visitas al Real Jardín Botánico se canalizan a través de la Puerta de Murillo, emplazada en la plaza homónima, junto a una de las fachadas del Museo del Prado.

De inspiración clasicista, está dedicada al rey Carlos III. Está realizada en sillarejo de piedra de granito, aunque algunos de sus elementos están hechos en caliza. Consta de un cuerpo central, formado por un arco de medio punto y coronado por un frontón, y de dos postigos adintelados, situados a cada lado. En la cara que da al Paseo del Prado, exhibe un panel rectangular, que descansa sobre dos columnas dóricas, en el que reza una inscripción alusiva a Carlos III y al año en que fue inaugurada (1781).

Puerta de Felipe IV

De estilo barroco, es obra de Melchor de Bueras y se construyó en 1680, con motivo de la llegada a la corte de María Luisa de Orleáns, primera esposa de Carlos II. Se situó en la carrera de San Jerónimo, en el sitio de la actual plaza de Cánovas del Castillo, ya que por entonces y hasta mitad del siglo XIX hasta allí se extendía el Parque del Buen Retiro. Está labrada en piedra de Tamajón, con adornos escultóricos de Pedro de Landa. En 1690 se añadieron las esculturas que adornan los laterales del arco, una del dios Marte y la otra de Penélope, así como una Fortuna (hoy desaparecida) en el trasdós del arco, obra de Pedro Mentinoves.

En 1857 se trasladó a la bajada de los Jerónimos y finalmente en 1922 se colocó donde se encuentra actualmente, frente al Casón del Buen Retiro.

Fuentes: esmadrid.com | unaventanadesdemadrid.com | cosasdemadrid.es

Fotos: turismomadrid.es | unaventanadesdemadrid.com | Luis García (Wikipedia)