Empeora la situación en el Centro de Primera Acogida de Horlaleza. Cada día llegan otro ocho o nueve menores inmigrantes. Deben hacer turnos para comer, para ducharse y no hay ropa límpia para que se cambien. En el centro, el espacio no da para más.
Se han habilitado todas las salas, despachos, salones y los que duermen en litera son privilegiados. Los demás descansan sobre finas esterillas o colchonetas, por los pasillos, en bancos, e incluso sobre una mesa. Donde debería haber 35 niños hay casi 130. Una situación que denuncian la educadoras del centro.
Los menores que llegan para un máximo de un mes, se quedan cinco meses de media. Hay alguno que alcanza incluso los 9 meses. Desprotegidos, casi todos los menores acaban delinquiendo.
