La "silla de Maceo" regresó a Cuba

  • Sánchez y Díaz Canel pasean por La Habana Vieja en medio de la multitud

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, entregó hoy en La Habana la silla que perteneció al venerado general de las guerras de independencia de Cuba, Antonio Maceo, en un acto que consideró como un "símbolo de historia y de reencuentro" entre los dos países. "Hoy culmina un largo proceso jurídico y administrativo de casi 20 años que tiene como resultado el regreso de la silla de Maceo al Museo de Ciudad de La Habana en préstamo temporal renovable", dijo Sánchez en una ceremonia a la que asistió el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.

La silla, que perteneció al lugarteniente del Ejército Liberador de Cuba, Antonio Maceo, llegó a Cuba ayer en la bodega del avión de la Fuerza Aérea Española que trasladó a La Habana a Sánchez, cuya visita supone el primer viaje oficial de un gobernante del país ibérico a la isla en 32 años.

Sánchez es "consciente del valor simbólico" que representa esta silla para los cubanos, a los que pidió que vean en esta cesión temporal un gesto "de amistad y hermandad del pueblo español". "Esta silla es símbolo de la independencia de Cuba pero hoy la silla de Maceo simboliza también el encuentro y el vínculo renovado de países hermanados por una historia en común", resaltó.

A partir de hoy la silla de Maceo (1845-1896) quedará instalada en uno de los salones del antiguo Palacio de los Capitanes Generales -en la actualidad Museo de la Ciudad-, 121 años después de que fuera requisada como botín de guerra por el general español Valeriano Weyler.

Al recibir la histórica pieza, el historiador de La Habana Eusebio Leal manifestó que con este préstamo "se ha tocado una de las fibras más sensibles para el pueblo cubano". Leal, una figura respetadísima en Cuba y máximo valedor de la restauración de La Habana Vieja, destacó que este es "un símbolo de amistad, y para poder comprender a Cuba hay que entender que una vez fuimos parte de España y somos descendientes de la emigración y no de los conquistadores". "Somos depositarios de algo más que esta silla, somos depositarios de la sangre de nuestros antepasados españoles", añadió el historiador cubano.

La pieza, cedida por el Ayuntamiento de Palma de Mallorca, su actual propietario, formará parte de una exposición temporal sobre Antonio Maceo que se abrirá a principios de diciembre en el Palacio de los Capitanes Generales. Allí permanecerá expuesta por dos años prorrogables junto a la montura que también perteneció al general y que fue devuelta a Cuba en 1995 por el Museo español del Ejército.

En noviembre de 2017, el Parlamento regional de Baleares pidió al Gobierno de España que agilizara los trámites para trasladar a Cuba la silla del héroe militar cubano. Su traslado contó con la autorización del Ministerio de Cultura y la colaboración del Ministerio de Asuntos Exteriores, que se ha encargado del seguro, la custodia y el transporte de la pieza.

PASEO POR LA HABANA VIEJA

Arropado por una entusiasta multitud móvil en mano y entre gritos de bienvenida, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, caminó hoy, chaqueta en mano, por La Habana Vieja junto al mandatario cubano Miguel Díaz-Canel.

El recorrido por las calles empedradas duró unos 25 minutos y comenzó en el Palacio de los Capitanes Generales, antigua sede de los gobernadores españoles en la isla convertido en Museo de la Ciudad, y continuó por las principales arterias de la añeja urbe, hasta las plazas Vieja y San Francisco de Asís.

La voz de la visita corrió rápidamente por el siempre concurrido Centro Histórico y cientos de habaneros y turistas se acercaron a saludar desde las aceras y los balcones coloniales de la calle Mercaderes, la antigua vía comercial de la villa, que cumplirá medio siglo en 2019.

Los curiosos no pasaron por alto la presencia de la esposa de Sánchez, la bilbaína Begoña Gómez, ataviada con un veraniego vestido verde botella, y la primera dama cubana, Lis Cuesta, con un sobrio conjunto de pantalón gris.

Con gesto relajado y casi desde el inicio de la caminata, Sánchez se quitó la chaqueta para aplacar el calor, sin dejar de escuchar las explicaciones del Historiador de La Habana, Eusebio Leal, y de conversar animadamente con Díaz-Canel, quien lo imitó y también se quedó en mangas de camisa.

Algunos habaneros se fueron desilusionados porque durante el recorrido -a ratos accidentado para la prensa- no pudieron tomar "buenas fotos" de los mandatarios, rodeados por varias decenas de periodistas, funcionarios y seguridad.

"Yo los vi muy bien, muy amistosos. Ojalá que esto traiga beneficios para los cubanos. Me cayó muy bien el español. Muy guapo", sonrió Yudelkis, una de las tradicionales pregoneras de La Habana Vieja, mientras veía alejarse la caravana presidencial.

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