La Residencia de Estudiantes de Madrid, junto a la calle Serrano, por la que pasaron intelectuales como Lorca, Dalí, Severo Ochoa o Buñuel, ha obtenido el máximo nivel de protección que contempla la Ley de Patrimonio Histórico. El Consejo de Ministros ha declarado los cuatro edicios que la componen y los jardines como Bien de Interés Cultural.
Con este grado de protección, el Estado garantiza que tanto sus cuatro pabellones, como el conjunto de los jardines, seguirán ahí para generaciones posteriores. Un reconocimiento tanto al valor patrimonial, como a el papel que ha tenido en la historia de la cultura y la ciencia en España.
El edificio conserva una habitación con el mismo mobiliario en el que Machado y Buñuel compartían tertulia, y con las mismas vistas que un día pensó Juan Ramón Jiménez cuando plantó el jardín de las adelfas.
Una residencia con 90 habitaiones que sigue siendo lugar de encuentro entre pensadores y científicos de todos los países, elegido para presentaciones de libros, mesas redondas o representaciones teatrales.