Se estrena una de las películas más sorprendentes del año. Se titula Good boy y es una cinta de terror de bajo presupuesto narrada desde el punto de vista de un perro, Indy. Es la mascota en la vida real del director y guionista, que empleó tres años de rodaje para esta historia de tintes sobrenaturales.
Apenas vemos los rostros de los humanos. Indy es el protagonista absoluto. Hay trucos para dirigir estrellas como ésta de raza retriever: "Lee soltábamos ruidos infantiles para llamarle la atención, gritos para que girase la cabeza o entrecerrase los ojos como si viera un fantasma. en realidad nos miraba como si estuviéramos locos".
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Rodada con clama, un par de horas al día, en tres años, como una cinta de animación: la banda sonora se añadió después. Indy no siempre se ajustó al guion: "A veces hacía cosas no previstas que acabaron siendo mis partes favoritas. Sacudirse el agua o caminar hacia atrás, pequeños gestos que provocaban autenticidad".
Good boy contiene todos los clichés del terror sobrenatural: casa solitaria, sótano, sombras... Solo que esta vez el diseño de escenarios cayó en lo más bajo: "La cámara estaba casi en el suelo, había que elegir bien patas de muebles o alfombras. los cuadros y las paredes no nos interesaban".
Ni Lassie ni Snoopy ni RinTin Tin. Leonberg dice que se inspiró en Jed, el perro de 'La cosa', de John Carpenter y en escenas de 'El resplandor' de Kubrick. Indy no ha venido de promoción a Europa. Está pasando estos días con sus perroabuelos en Montana.
