Este jueves entra en vigor la nueva ley de Formación Profesional. Una enseñanza que refuerza el papel y la colaboración con las empresas. Los alumnos tendrán más horas de prácticas, desde el primer año, y se establecerán microformaciones con certificación oficial. El objetivo es ofrecer formación continua a lo largo de toda la vida laboral para facilitar el reciclaje profesional y el empleo.
Está destinada a los estudiantes pero también a los trabajadores y desempleados de cualquier edad que deseen seguir formándose y acreditar formalmente su experiencia profesional.
Las principales novedades de la ley, a la que se destinarán 5.474 millones de euros para su implantación en cuatro años, son las siguientes: Todos los ciudadanos tendrán acceso a una oferta de formación, compatible con su situación personal o laboral, se crea un sistema único organizado por grados de formación, cada estudiante contará con un Plan de Formación que detallará los resultados de aprendizaje en el centro y en la empresa.
La nueva norma regulará la relación entre las enseñanzas de FP y las universitarias, facilitando el diseño de itinerarios que permitan transitar sin obstáculos entre los dos sistemas y en ambos sentidos. El texto contempla el impulso a nuevos modelos de colaboración, proyectos compartidos, o el intercambio de recursos y espacios para generar transferencia de conocimiento y la puesta en común de buenas prácticas.