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Grecia está conmocionada tras la detención de una asesina en serie. Se trata de Irini Murtzuku, una joven de solo 25 años que acaba de confesar que ha matado a cuatro menores, entre ellos sus dos hijos y su hermana.

Era muy conocida en el país porque desde que comenzaron las sospechas de la policía sobre ella, no ha dejado de pasearse por los platós de las principales cadenas de televisión griegas defendiendo su inocencia.

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Murtzuku habría acabado con la vida de cuatro bebés, sus dos hijas, su hermana y otro pequeño del que tenía sus cuidados. Su crueldad se remontaría al primero de los asesinatos, el de su hermana de apenas año y medio.

Su madre en programas de televisión declaraba que le gustaba jugar a que la ahogaba con almohadas sobre su rostro, un crimen del que salió ilesa por falta de pruebas y su minoría de edad.

El mismo argumento que le eximió de culpa tras la muerte de otro bebé de 6 meses, el hijo de una amiga mientras estaba a su cargo.

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Un año antes, había sido denunciada por su pareja de entonces, había escapado de un intento de asfixia mientras dormía.

Las muertes más recientes han sido las de sus dos hijas, la primera a los pocos días de nacer, la segunda un bebé de 2 meses al que intentó matar en tres ocasiones, una de ellas mientras permanecía ingresada en un hospital.

Asidua a los platos de televisión defendía su inocencia a la vez que exhibía la tumultuosa relación con su madre. Los conflictos entre ambas son los que dice le hacen perder la cabeza.