Un 44% de las mujeres jóvenes que han sufrido violencia en pareja presentan secuelas psicológicas graves –más del doble que los hombres–, según revela un estudio de la Universidad de Granada.
La violencia de género no solo provoca culpa, vergüenza, baja autoestima o problemas de sueño, sino que también deja huella en el cerebro, lo que afecta en la capacidad para aprender información nueva o recordar listas sencillas.
Impacto en el cerebro
El estudio utilizó un listado de 35 palabras –como 'pijama', 'cortina', 'alfombra' o 'taza'– y resonancias magnéticas para analizar cómo la violencia de género afecta al cerebro.
Las mujeres que han sufrido violencia presentan dificultades en las primeras fases del aprendizaje y requieren un mayor esfuerzo cerebral para reconocer y memorizar palabras. Los investigadores observaron cambios en la actividad de las áreas cerebrales implicadas en la memoria y la atención.
Secuelas psicológicas persistentes
Estas alteraciones cerebrales se suman a un impacto psicológico abrumador. Según el Barómetro de FAD Juventud, el 44% de las mujeres jóvenes afectadas por violencia de pareja declara problemas de salud mental –frente a menos del 20% de los hombres–.
Además, la violencia se extiende también al ámbito digital, aumentando el riesgo y la exposición de las víctimas.
Marcas invisibles pero profundas
La violencia de género deja huellas invisibles pero profundas en la mente, el corazón y la vida cotidiana de quienes la sufren.
Reconocer estas heridas y actuar a tiempo es clave –advierte el estudio– y supone una responsabilidad colectiva para proteger y apoyar a las víctimas.