En plena Sierra Norte, a 90 kilómetros de Madrid por la autovía A-1, se encuentra Robregordo, donde hay censados solamente 42 habitantes, aunque en invierno apenas llegan a los 10. Sin duda uno de los pueblos menos habitados de la Comunidad de Madrid, pero que aún así tiene encantos naturales y una vida auténticamente rural.
Conocemos a sus gentes y su historia, preparamos platos tradicionales de invierno y visitamos la única acebeda de la Comunidad de Madrid, una verdadera joya natural. Los alrededores del pueblo son sin duda el principal atractivo de Robregordo, con sendas y arroyos que bajan hacia el Lozoya. El área recreativa de El Plantío es uno de los lugares más frecuentados cuando llega el buen tiempo.
En estos pueblos y en pleno invierno el pan llega como antaño, en furgoneta, y los vecinos se recogen en sus casas, de modo que a veces el párroco que atiende a los pueblos de la comarca oficia misas con un solo asistente.
Uno de los lugares más curiosos de la localidad es su cementerio, cuya renovación ha recibido un prestigioso premio de arquitectura. Pero Robregordo no siempre fue tan pequeño. En tiempos tuvo estación de ferrocarril, por donde pasaba el tren Madrid - Hendaya sobre el conocido Puente de los Siete Ojos.
Y aunque el pueblo no tiene oferta gastronómica debido a su pequeño tamaño, cuenta con un alojamiento rural, El Bulín, levantado sobre el antiguo establo.
