Hacemos las maletas para irnos a 7.097 km de Madrid hasta el medio oeste americano, Missouri. Se encuentra en el centro de Estados Unidos rodeado nada más y nada menos que por ocho estados. Antaño, en el siglo XIX salían desde Missouri cientos caravanas con colonos y exploradores en busca de fortuna.
Nuestra primera madrileña, Susana, nos espera en Saint Louis muy cerca del campus universitario en el que ejerce como profesora e investigadora desde hace más de una década. Esta universidad fundada en 1818 es la primera universidad al oeste del Misisipi y tiene un campus en el centro de Madrid. Tras recorrer el campus y conocer a los numerosos madrileños que trabajan con ella nos hemos embarcado en uno de los tradicionales barcos de vapor que recorren el río Misisipi, el más grande de Estados Unidos. Por este río se transportan el 10% de las mercancías de todo Estados Unidos y se encuentra el puente Eads, el primero de acero que construyó en el país. Susana nos lleva a una de las grandes atracciones de la ciudad, el zoo. Con 20.000 animales y más de 800 especies, la entrada es completamente gratuíta para todo el mundo.
Nos dirigimos hasta Kansas City dónde nos está esperando Eduardo. La ciudad por excelencia del medio oeste alberga el momumento a la Libertad, que se construyó tras la I Guerra Mundial y desde dónde se pueden contemplar una de las mejores vistas de la ciudad. Paseando por la ciudad nos encontramos con una réplica exacta de la Giralda de Sevilla y es que uno de los centros comerciales al aire libre de Kansas City recreó una parte de la capital andaluza. Si por algo es conocida Kansas City es por ser la capital mundial de la barbacoa y el asado y qué mejor que disfrutar de un buen costillar en Joe´s, el mejor restaurante de la ciudad, dónde se sirven al día más de 1.000 kilos de carne. Eduardo nos lleva a uno de los sitios más emblemáticos y visitados de la ciudad, la Biblioteca y Museo presidencial de Harry S. Truman. En este museo se pueden contemplar desde objetos personales del presidente hasta una réplica exacta del Despacho Oval, durante la presidencia de Truman desde 1945 a 1953.
En el barrio histórico francés de Saint Louis, en Lafayette, nos espera Sara. Y es que en esta ciudad del medio oeste americano todavía queda mucha arquitectura francesa, ya que Saint Louis fue fundada por los franceses en 1699. Tras explicarlos cómo es el día a día en la ciudad y los problemas a los que se enfrentan los americanos, hemos descubierto el edificio que durante muchos años estuvo considerado el primer rascacielos del mundo.
Nuestra madrileña nos ha enseñado el Ballpark Village, un complejo deportivo con bares y restaurantes en el que podemos encontrar el Bush Stadium, el campo en el que juega el equipo de beisbol de la ciudad, The Cardinals. Sara ha querido que conociéramos el barrio de Ferguson, una de las zonas en las que predomina la población negra y dónde hace unos años un joven de color murió a manos de un policía. A continuación hemos vuelto al centro de Saint Louis para recorrer el Museo de la ciudad, una antigua fábrica de zapatos recobvertida en un divertido museo repleto de objetos curiosos.
Conocemos a Laura subida en uno de los tradicionales coches de caballos que recorren Saint Louis. Así llegamos hasta el gran emblema de la ciudad, el Arco de Saint Louis que representa la puerta de entrada al Oeste de Estados Unidos. Atesora cuatro récords, ya que es el monumento conmemorativo más alto del mundo, el edificio accesible más alto de Missouri, el monumento de acero inoxidable más alto del mundo y la mayor estructura con forma de arco del mundo. Está considerado uno de los grandes atractivos turisticos del país y cada año lo visitan más de cuatro millones de personas. Visitamos la catedral de la ciudad, conocida como la catedral de Las Américas por su belleza y tamaño. Paseamos con nuestra madrileña por Delmar, uno de los barrios más animados de la ciudad y dónde encontramos el paseo de la fama de Saint Louis. Hemos conocido las fantásticas cavernas Maramec, que son las más grandes de Estados Unidos abiertas al público, con sus 50 kilómetros de longitud. Uno no puede marcharse de Saint Louis sin probar los helados de Ted Drewes, en plena Ruta 66.