Un kilo de filetes de ternera, 90 euros. Una docena de huevos, 8 euros. Un panecillo pequeño, casi tres euros... Son algunos ejemplos de lo que supone hacer la compra en Liechtenstein, uno de los países más caros del mundo. Estos precios tan altos se deben, en parte, a que Liechtenstein, junto con Uzbekistán, son los únicos países sin acceso al mar que también hacen frontera con países interiores. Por eso, comprar un kilo de salmón o de atún supera los 50 euros.
Hay que tener en cuenta que el sueldo medio del Principado es de 6.000 euros. Un país sin pobres, según nos cuentan, ya que el Estado se encarga de proporcionar una vivienda y dinero para la manutención a las personas que lo necesitan.