El piso de Alaska y Mario Vaquerizo, muy cercano a la Gran Vía madrileña, se ha convertido en un auténtico lugar de peregrinación para sus fans, sobretodo desde que la pareja participó en un reality show de televisión, donde aparecía claramente la ubicación de la casa, con sus inconfundibles flamencos en la terraza. Los vecinos están hartos de pintadas en la fachada, llamadas a deshoras por el telefonillo e incluso intentan colarse en el edificio. Todo ello a pesar de que la pareja ya ha puesto mensajes en el portal pidiendo a sus seguidores que no molesten a sus vecinos, pero ni por esas...