Los vecinos de San Blas denuncian que una docena de viviendas están funcionando como narcopisos a plenos rendimiento, las 24 horas del día, igual que ocurre en Vallecas. Están hartos del continuo trasiego de gente que accede a estos pisos en busca de la droga. En el barrio todo el mundo sabe cómo funciona. El telefonillo pintado y la persiana levemente abierta indican que los toxicómanos pueden comprar allí su dosis. La compran y la consumen en la zona también, lo que genera más problemas.
En San Blas, el problema de la droga no les pilla de nuevas. Hace más de dos décadas que llevan luchando contra ella, pero hace dos meses decidieron pasar a la acción y grabar a los narcotraficantes para intentar que los narcotraficantes abandonaran el barrio.