A-5

La odisea diaria para ir al colegio en Batán por las obras de la A-5

  • Los afectados piden un paso alternativo para ahorrar tiempo
Foto: ARCHIVO |Vídeo: Telemadrid

Madrid, 12.45 horas. Lo que debería ser un trayecto rutinario de apenas cinco minutos se ha transformado en un periplo de casi una hora para decenas de familias del barrio de Batán por las obras de la A-5.

A la salida del Colegio San Buenaventura, la preocupación que se repite entre padres y abuelos no es sobre los deberes o las notas, sino sobre cómo lograr volver a casa de manera segura y en un tiempo razonable ante estas obras, que han cortado accesos vitales y colapsado la zona.

Susana espera a la puerta del colegio con la misma inquietud que el resto. Su relato es el de muchos: "Hoy hemos venido en coche, pero si no, tenemos que ir hasta Batán a coger el metro, que tardamos unos 10-15 minutos. Luego de ahí, cogemos el autobús y tardamos otros 10-15 minutos hasta que llegamos a la calle Cebreros y de ahí a casa otros 10-15 minutos. Antes tardábamos 5 minutos, 7 minutos porque aquí había un puente, le pasábamos por debajo, pasas aquellos bloques que hay ahí y ya estábamos prácticamente en casa".

Ese puente, ahora inexistente o inaccesible por las obras, simboliza la conectividad perdida. Lo que era un camino directo es ahora una ruta tortuosa que los vecinos consideran una auténtica yincana de obstáculos. Teresa, que espera para recoger a su nieto, no duda en calificar la situación: "Esto es ahora lo peor de lo peor".

La metamorfosis de la A-5: así avanza la mayor obra pública de Madrid
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UN RECORRIDO LLENO DE PELIGROS

Para comprobarlo, emprendemos el camino con Teresa desde el colegio. La ruta, que debería ser sencilla, se complica de inmediato. Se toma la calle del Greco, se gira a la calle Dante para atravesar una parte de la Casa de Campo.

El primer gran obstáculo aparece después: la acera está completamente bloqueada por las obras, obligando a los peatones, incluidos niños y ancianos, a continuar por un carril bici para llegar al Paseo de Extremadura con el peligro que supone.

La falta de seguridad es la queja unánime. "Ni un paso de cebra. Nadie se ha preocupado para las criaturas, para nuestros hijos, ni para nosotros como padres", declara un padre visiblemente frustrado mientras avanza con su hijo por un terreno inadecuado.

El camino empeora. "Llegamos a la acera estrecha, que no podemos ni pasar porque hay tubos, están trabajando y aquí venimos cientos de personas. O sea que imagínate lo que puede ocurrir aquí lloviendo y el suelo está para matarnos. Si es que no tenemos ninguna seguridad, ninguna", asegura Teresa con desesperación.

Abre la oficina que informará a los vecinos sobre las obras de la A-5
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MEDIA HORA PARA LLEGAR A LA PARADA DEL AUTOBÚS

Tras sortear tubos, maquinaria y tramos sin acera, se llega finalmente al Alto de Extremadura. El trayecto, que antes se hacía en minutos, ha durado media hora. Allí, las familias se agolpan para coger el autobús que, en el caso de Teresa, tarda otros 20 minutos en llegar a su destino.

La preocupación ahora se proyecta hacia un futuro inmediato. Dentro de unas semanas comenzará el horario intensivo con clases también por la tarde, lo que eliminará la posibilidad de ir a casa a comer y recargar energías para la segunda parte de la jornada. La odisea, hoy ya extrema, se duplicará.

Una frustración profunda por sentirse olvidados, por una obra que, aunque promete mejoras a futuro, ha cortado de cuajo la rutina y la seguridad del presente, convirtiendo el simple acto de volver a casa en una aventura llena de riesgos.

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