Galicia se sirve en cuatro vuelcos: el ritual del cocido de Lalín en el Centro Gallego de Madrid
Una experiencia que traslada el auténtico sabor y ritmo de la cocina gallega a la capital
No hace falta coger el coche ni un avión para realizar un viaje gastronómico hasta el corazón de Galicia. Basta con cruzar la puerta del Centro Gallego de Madrid, donde los aromas a lacón, grelos y caldo sustancioso transportan directamente a las cocinas de cualquier pueblo gallego.
Es aquí donde Alberto, con el orgullo de quien lleva su tierra en el alma, presenta el plato estrella: "Hoy vamos a preparar el cocido Lalín. Lalín es mi pueblo en Galicia". Al mando de los fogones, Gabi se mueve con la maestría de quien conoce cada secreto de esta receta monumental.
Rodeado de seis grandes peroles, enumera los ingredientes que dan vida a esta obra maestra de la cocina humilde pero contundente: morcilla, patata, grelos, lacón, cabeza, oreja, carne de ternera, carne de pollo, costillas y tocino. Una lista que promete una experiencia culinaria sin igual.
La ceremonia de este cocido no es cosa de un solo plato. Se trata de un ritual de cuatro vuelcos, un maratón gastronómico que se despliega sobre la mesa. "Empezamos con una buena sopa con el agua del cocido; después unos garbanzos, chorizo y morcilla; después seguimos con la carne, el pollo, patatas y los grelos; y, para terminar, todo lo que es cerdo", explica Gabi, detallando la secuencia que sigue la tradición.
Y como todo gran festín, no podía faltar un final a la altura. El postre es una tentación en sí mismo, con cinco opciones para elegir: cañas de cerviño, tarta de Santiago, leche frita, filloa y un buen queso con membrillo.
Pero, ¿cuál es el día perfecto para semejante banquete? Gabi lo tiene claro: el domingo. "Porque la gente no trabaja, esto hace falta tiempo para comerlo, queda uno tranquilamente toda la tarde, tomándose un orujo y un cafecito y relajando el cocido". No es una simple comida, es un plan que ocupa toda la tarde y se disfruta en compañía, sin agobios.
Una suerte, sin duda, poder disfrutar de este auténtico pedacito de Galicia en el corazón de la capital, donde la tradición, el sabor y la calma se sirven en una olla.
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