El arrendatario del burdel de Delicias debe presuntamente a su propietario más de 100.000 euros

Foto: Madrid Directo |Vídeo: Telemadrid

El arrendatario del burdel más famoso del Paseo de Delicias debe a su propietario más de 100.000 euros. Este bloque, situado en el número 133, fue desalojado en 2019, pero cuatro años después continúa el trasiego, por lo que su dueño está tomando medidas al respecto.

Debido a los impagos, el propietario ha decidido contratar a la empresa Desokupa. "Lo ha metido todo con prostitutas a las cuales les cobra 2.000 euros por piso. Con lo cual, este señor no paga 11.000 euros al mes y se embolsa 14.000".

Por el momento, se ha instalado un control para que los clientes dejen de entrar al prostíbulo. "Lo que se pretende, que es lógico, que cuando las chicas no trabajen, abandonen el edificio", afirman desde Desokupa.

Desokupa instala un control para que no entren clientes al burdel del edificio okupado de Delicias
Desokupa instala un control para que no entren clientes al burdel del edificio okupado de Delicias
Desokupa instala un control para que no entren clientes al burdel del edificio okupado de Delicias

Desokupa instala un control para que no entren clientes al burdel del edificio okupado de Delicias

Tras las declaraciones de esta empresa, un equipo de Madrid Directo consigue hablar con el arrendatario, quien asegura sí pagar el alquiler. "Como no sé de qué va el tema prefiero que hables con mi abogado", declara.

Intentamos hablar con el abogado del arrendatario y no hemos recibido respuesta. En estos momentos, la cerradora del bloque ya está cambiada obstruyendo su entrada y salida. Además, la empresa Desokupa se encuentra vigilando el bloque impidiendo así su actividad.

"Aquí se trapichea con todo", nos cuenta un vecino de la zona. Se paguen o no se paguen las mensualidades, los vecinos aseguran vivir con mucha inseguridad. "Es un infierno porque te están llamando cada dos por tres y si por mí fuera también desalojaran el 127".

Accedemos al interior de este edificio del que también se quejan los vecinos, pero como no somos bien recibidos, decidimos desalojar el bloque. Cuando nos disponemos a salir de él, quedamos encerrados en su interior. Tres horas después y tras la negativa de las inquilinas de no abrirnos, conseguimos salir después de llamar a la Policía.

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