Juanfran Fernández Escribano es un joven ciclista madrileño al que la vida no le ha puesto las cosas nada fáciles. Con 16 años y toda la vida por delante, un trombo en el pulmón ayudó a que los médicos descubrieran que tenía leucemia.
Un largo camino para recuperarse, y cuando todo parecía olvidado, con 19, hace un año, recayó. La enfermedad no le quitó las ganas de vivir y el deporte jugó un papel fundamental. Se llevó la bicicleta y el rodillo a su habitación y desde ahí cada pedalada sumó para salir con más fuerza.
Es un titán, así lo reconoce la hazaña que completó la pasada semana, siendo finisher de una de las pruebas de MTB más duras del mundo, la Titan Desert. Una proeza que demuestra que en la vida no hay imposibles.
