Una jubilación meditada y emotiva para Amada, tras 40 años de vocación
Madre e hija comparten el relato de un cambio de vida marcado por la emoción, la incertidumbre y un regalo muy especial
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Tras casi 40 años de profesión, Amada decidió poner fin a su etapa laboral en su consulta dental, un espacio que describe como “muy familiar” y en el que ha pasado “más horas que en ningún otro lugar”.
“De pronto dices ‘me jubilo y ya no voy a volver allí’, y eso es muy difícil de gestionar”, confesó.
Su hija Amada —ambas comparten nombre— recuerda que la familia tenía cierto temor a cómo afrontaría su madre la nueva etapa. “Nos daba un poco de miedo que dejara de tener esa obligación diaria después de trabajar toda la vida de sol a sol”, explicó.
Con la llegada de la jubilación, la hija quiso sorprenderla: “Queríamos hacerle un regalo especial, porque aunque nunca habíamos vivido una jubilación en casa, todo el mundo sabe que hay que celebrarlo”.