El sentido colectivo y un plan efectivo acercaron al Atlético de Madrid a los cuartos de la final de la Copa del Rey con una victoria por 2-0 sobre el Real Madrid, contra las cuerdas a la espera de la vuelta en el Santiago Bernabéu y anulado en ataque por la firmeza de un impenetrable equipo rojiblanco.
Un gol de penalti de Raúl García y un cabezazo del uruguayo José María Giménez culminaron en el marcador el sólido planteamiento del conjunto local, inabordable atrás, potente en el despliegue y concreto arriba, tres cualidades que anularon el fútbol ofensivo del Real Madrid e impulsaron una buena ventaja para el Atlético.