Al inicio de la pandemia las medidas de cierre a todo contacto y a las visitas en las residencias no gustaron a nadie, ni a residentes ni a familiares. Después, viendo el tsunami de muertes en estos centros que fueron la “zona cero” de la pandemia en Madrid y en España, los familiares de los residentes fueron los primeros en colaborar con ayuda de materiales, apoyo psicológico y disposición para unir esfuerzos y procurar el bienestar de los mayores. Daniel Agha Rodríguez, director de la residencia geriátrica Las Praderas, comenta en Fórmula Salud cómo fue el día a día en una de las pocas residencias de Madrid donde no entró el SARS-CoV-2 y donde la vida de sus residentes y trabajadores sanitarios fue parte de la vida de los propietarios.