Una derrota inesperada, con las peores sensaciones que jamás mostró España con Luis Enrique en el banquillo, a tan solo 60 días del Mundial, ante una Suiza superior desde el físico que castigó la fragilidad defensiva de la Roja (1-2), provocó la pérdida del liderato del conjunto español y le obliga a ganar a Portugal en su casa para acceder a la fase final de la Liga de Naciones