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La Comunidad de Madrid vive este año la segunda vendimia más corta en lo que va de siglo. Aunque las lluvias de primavera prometían una producción abundante, las olas de calor de agosto han reducido la cosecha en torno a un 20%, según la cooperativa Recespaña de Villarejo de Salvanés.

La recogida de la variedad Airén, la más extendida en la zona, se ha visto especialmente afectada.

Ismael, joven agricultor que este año se ha incorporado a la cooperativa, describe el efecto del calor en las viñas: “Cuando hemos venido a recogerlo nos hemos dado cuenta que ha habido un 20% menos. El racimo está más suelto, no está lleno como debería”.

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A pesar de la merma en cantidad, señala que las uvas han alcanzado un grado alcohólico de entre 12,5 y 13, lo que garantiza una calidad elevada.

Los viñedos de la cooperativa, muchos de ellos con más de 70 años, producen menos por su antigüedad, pero mantienen una notable calidad.

En 2023, uno de sus vinos ya fue reconocido con el Premio Viña de Oro de Madrid. Este año, Ismael confía en que el vino blanco pueda obtener un nuevo galardón: “La producción es menor, pero la calidad está ahí”, asegura.