La Guardia Civil custodia más de cuarenta mil armas en un depósito de máxima seguridad. En este depósito encontramos todo tipo de armas de diversa procedencia.
Por un lado se encuentran las armas legales, todos los ciudadanos están obligados a entregar a la Guardia Civil aquellas armas que han dejado de utilizar al perder su licencia. En la mayoría de las ocasiones se trata de armas, tipo escopetas, utilizadas principalmente por cazadores.
En este depósito de acceso restringido se encuentran también numerosas armas que han sido incautadas en redadas o en plena calle. Algunas de ellas han tenido relación con delitos, en la mayoría de los casos se trata de delitos relacionados con la caza o el medioambiente, pero también hay armas que han podido ser usadas en delitos contra las personas de diferente índole o gravedad. La Guardia Civil custodia todo tipo de pistolas y una gran cantidad de armas blancas, ya que estas no pueden, bajo ningún concepto, salir de los domicilios, nadie puede llevar un arma blanca por la calle.
Dentro de este arsenal, lo más sorprendente es la amplia variedad de objetos de uso cotidiano incautados por la Guardia Civil: desde cinturones hasta bastones, pasando por bolsos de mano o anillos; objetos aparentemente comunes que en realidad ocultan una peligrosa arma en su interior.
Muchas de estas armas pasan a subasta, pero la mayoría de ellas son destruídas por el método de la fundición tras haber permanecido un año en este depósito. La destrucción de estas armas se produce en un lugar y fecha totalmente secretos bajo fuertes medidas de seguridad.