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En la madrugada del sábado al domingo, a las 3 serán las 2
- Se reabre el debate sobre el cambio de hora
Esta próxima madrugada finalizará el horario de verano, lo que significa que habrá que atrasar los relojes una hora, es decir, a las tres serán las dos.
Según la web del Instituto de Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el potencial de ahorro que se deriva de esta medida asciende a los 300 millones de euros, que suponen alrededor del cinco por ciento del consumo eléctrico en iluminación.
De esos 300 millones, 90 corresponden al potencial de los hogares españoles, lo que supone un ahorro de seis euros por hogar, mientras que los restantes 210 millones de euros de ahorro provienen de los edificios del sector terciario (comercio) y de la industria.
El ahorro en los hogares pasa por la adopción de pautas de consumo responsable, como prescindir de la iluminación artificial cuando es innecesaria, y en el sector terciario e industrias por el uso de tecnologías que aprovechan la luz natural en edificios.
Estas tecnologías consisten en la colocación de fotocélulas o sensores que apagan o regulan la iluminación artificial en función de la luz natural aportada en la zona gracias a ventanas o lucernarios.
El cambio de hora se aplica en España en cumplimiento de la directiva europea que rige esta medida y empezó a extenderse, aunque de modo desigual, a partir de 1974, cuando la primera crisis del petróleo animó a algunos países a adelantar sus relojes para aprovechar la luz del sol y consumir menos.
La norma europea, incorporada al ordenamiento español por un real decreto de 2002, se aplica como directiva desde 1981, es de obligado cumplimiento y establece con carácter permanente las fechas de inicio del periodo del horario de verano, en el que se adelantan las manillas del reloj una hora, y su finalización, momento en el que, como ahora, se retrasan.
Estas fechas tienen lugar el último domingo del mes de marzo y el último domingo del mes de octubre.
El IDAE, una entidad pública empresarial del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, recomienda a los ciudadanos contribuir al ahorro de energía durante todo el año con un uso inteligente de los equipos de iluminación, calefacción o electrodomésticos, entre otros.
Recomienda por otro lado que el cambio del reloj se realice antes de ir a dormir (el sábado por la noche), aunque hay que tener en cuenta que los teléfonos móviles inteligentes y otros dispositivos electrónicos lo hacen de forma automática.
SE REABRE EL DEBATE SOBRE EL CAMBIO DE HORA
En 1940, España, que debería tener la misma hora que Gran Bretaña y Portugal, la adelantó sesenta minutos para acompañar a otros países europeos continentales; Iba a ser una medida transitoria, pero ahí sigue. Partidos como PP, PSOE y Ciudadanos dicen estar de acuerdo en volver a dejar las cosas en su sitio en aras a la conciliación, pero aún no se ha concretado nada.
A este desfase hay que sumar que dos veces al año cambiamos el reloj: este domingo hay que retrasarlo una hora -a las tres serán las dos- pero comunidades como Baleares y Comunidad Valenciana no quieren hacerlo, aunque están obligadas por una directiva europea.
Pero, ¿qué hay detrás de esta petición o la de cambiar el huso horario? ¿qué margen tienen el Gobierno y otras instancias políticas? Los argumentos a favor y en contra son variados y se refieren a cuestiones económicas -ahorro energético, fomento del turismo-, sociológicas -conciliación- y hasta psicológicas de la población -alteración de los biorritmos, especialmente en niños y ancianos-.
Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el ahorro potencial en iluminación durante el "horario de verano" -de marzo a octubre-, podría haber alcanzado este año el 5 por ciento, unos 300 millones de euros, aunque otros expertos no lo creen demostrado.
Respecto a mantener el horario de verano indefinidamente, no se puede hacer nada; el cambio de hora está regulado por una directiva comunitaria incorporada al ordenamiento jurídico español en 2002, y de obligado cumplimiento para todos los miembros de la UE.
Sin embargo, hay más margen para que España recupere el mismo horario que Gran Bretaña o Portugal. Y es que, tal y como explica a Efe el físico Pere Planesas, del Observatorio Astronómico Nacional, no hay ninguna resolución ni europea ni mundial que obligue a los países a estar en un huso horario determinado.
La primera vez que se habló de la necesidad de establecer husos horarios a nivel mundial fue en 1884 en la Conferencia Internacional sobre el Meridiano (Washington). Aunque no se adoptó ningún acuerdo al respecto, sí se estableció un meridiano único de referencia como origen de la longitud geográfica y se decidió que fuera el observatorio astronómico de Greenwich, cerca de Londres.
Paralelamente se fue implantando un sistema mundial, subraya Planesas, quien detalla que el origen se encuentra en la necesidad de estandarizar los horarios de los trenes y sustituir las horas locales empleadas en las distintas ciudades, ya que hasta finales del siglo XIX no existían ni siquiera horarios nacionales uniformes.
Un caos para el transporte, subraya el físico, ya que los trenes llevaban el horario de la ciudad de salida o la más grande del recorrido, y el usuario en una misma estación podía tener hasta 40 relojes indicando tiempos distintas. Poco a poco, todos los países fueron entrando en razón y armonizando los horarios en función de la hora solar media de Greenwich, el horario GMT.
No obstante, la armonización no es total y España no es el único país que no está donde le corresponde. De hecho, debería haber 24 zonas horarias, tantas como husos, pero hay 39 (India, por ejemplo, difiere de la hora universal -GMT- en bloques de media hora y no de una hora). En el caso español son cada vez más numerosas las voces partidarias de volver al huso horario que nos corresponde.
La Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe) lleva años pidiéndolo y su presidente, José Luis Casero, explica a Efe que para conseguirlo, bastaría con obviar la adopción de la hora de verano el último fin de semana de marzo. El cambio quedaría definitivamente completo cuando el siguiente otoño se retrasasen los relojes para regresar, junto con Inglaterra y Portugal, a la hora de invierno.
¿Cambiarían nuestras costumbres? Quizá. Se volverá a hablar de ello dentro de seis meses, cuando haya que cambiar de nuevo el reloj.