Un año de la "crisis del pepino"

  • Los agricultores españoles creen que la imagen no se ha reparado del todo
  • Denuncian la falta de contundencia con la que actuó el gobierno de entonces

Almería. Mayo de 2011. Cada día camiones cargados de pepinos vacían sus remolques . Diez mil toneladas de esta hortaliza son tiradas diariamente. Junto a ellos, calabacines, berenjenas, tomates, patatas. Todas los hortalizas y también las frutas españolas quedan bajo sospecha. Europa y Rusia acaban cerrando sus fronteras a los productos españoles por la crisis del pepino.

Una novata responsable de Sanidad en Alemania Cornelia Prúfer-Storks, acusó sin pruebas suficientes a los pepinos españoles de llevar la bacteria e-coli al mercado central de Hamburgo. Un brote que mató a 39 personas, enfermó a 3400 y arruinó la huerta espàñola con pérdidas de 200 millones de euros. Con el tiempo se demostró que el origen tuvo lugar en una granja de semillas germinadas.

Pero el mal ya estaba causado y la imagen de nuestras hortalizas no recuperó la normalidad. Un año después Miguel Carzorla propietario de uno de los invernaderos que fueron señalados por Alemania como responsables del brote infeccioso, critica la dureza del Gobierno de entonces y afirma que para recuperar la imagen de nuestros productos sería necesario que alguna autoridad alemana dijera publicamente que los productos españoles son buenos, para que los alemanes restituyan la confianza en la hortalizas de nuestro país.

Mantenerse ha sido para Miguel Cazorla toda una odisea porque la crisis de los pepinos fue utilizada por la competencia de algunos países del Sur del Mediterráneo para intentar hacerse con el hueco del pepino español en Europa