Es lo más parecido a volar. Sentir el aire, el desafío de la gravedad. Se llegan a alcanzar velocidades de hasta 250Km/h.
Es una práctica apasionante que convive con el riesgo y la emoción.
Sólo en 2016 fallecieron 36 saltadores. Nuestro protagonista Armando Rey es madrileño, paracaidista y experto en salto base.
En los últimos cuatro años ha perdido a tres de sus mejores amigos practicando esta disciplina.